Sexto poemario del autor, donde lleva a acabo una indagación en las raíces más oscuras de su árbol genealógico y, asimismo, en las raíces de ese turbio oficio que es el de la creación poética.
A través de la metáfora del árbol sobre la que se estructura el libro, el impulso de la savia se convierte en un símbolo que representa el afán de construir, tanto en el ámbito de la memoria como en los ámbitos del amor y de la palabra poética.