Madrid, La Discreta, 2011
Prólogo de Apuleyo Soto e ilustraciones de Eugenio Prado Pavón, José Luis Labad Martínez, Jorge Ouro Vázquez, Raquel García Tampeste, Miguel Enjuto Velasco, Clara López Gutiérrez, Alfonso López Penelas, Íñigo de Amescua Fernández de Casadevante, Mar Cuervo Pérez, Pedro de la Peña García, Begoña Gómez Arderíus, Jesús Gabán Bravo, Ana María Martín López, José Antonio Fernández Esquinas y Luisma Valenciano Arenillas.
Cien años después de la publicación de la novela Peter Pan y Wendy, los personajes creados por James M. Barrie proponen una visión de la Navidad que quiere ser comprometida, profunda y poco condescendiente y que se aleja de las convenciones y de los tópicos. Más allá de los límites marcados por una fecha, la voz de los habitantes del País de Nunca Jamás no se conforma con reivindicar al niño que vive siempre en todo ser humano, sino que se alza para poner en evidencia cuánto nos falta por hacer y qué difícil nos va a resultar hacerlo sin la suma de la energía generosa y creativa de lo que queda de nuestra infancia y la experiencia sensata, solidaria y constructiva que alumbra nuestro constante camino hacia la madurez.
Todo lo recaudado con este libro se entregará a la ONG "Acción Alegra", que recoge y educa "niños perdidos" en Togo.
Reseñas y artículos dedicados al libro:
- Ramón Irigoyen, DIARIO DE NAVARRA, 20 de diciembre de 2011, http://www.ramonirigoyen.com/"canciones-de-navidad"/1244
- Ana María Martín López, http://falsascolumnas.wordpress.com/2011/12/21/canciones-de-navidad-del-pais-de-nunca-jamas/
- "Peter Pan se moja por los más desfavorecidos", El Buscador. Guía de Ocio y Servicios. Madrid Norte, nº 49, diciembre 2011, pp. 16 y 17.
EN EL CENTENARIO DE PETER PAN Y WENDY, DE J. BARRIE (por Apuleyo Soto Pajares)
El poeta de estas Canciones de Navidad... se ha tomado su tiempo para forjar la composición de los cuadros que ahora en conjunto nos ofrece después de aquilatarlos año tras año como el serpentín aquilata los licores hasta su extremo dulzor. Y lo ha hecho con la suavidad de la nieve, con la paciencia laboriosa del taxidermista abstraído, con el ojo y el bisturí del neurólogo, colocando cada palabra en su lugar propicio para que más y mejor suene y más transmita. Y así lo leemos, saboreando cada verso, deteniéndonos en los recodos de las comas y siguiéndole y persiguiéndole en las conjunciones por un ansia de asumirle y apurarle antes de que desemboque en el final abierto en el que se explayan sus ríos verbales, delicia pura (...).
El polvillo resplandeciente de las alas de Campanilla y su soniquete percutor y el reloj matemático en el vientre del cocodrilo se han dejado caer, con temblor acusador, sobre la inspiración del profesor poeta y han dorado y musicado sus Canciones... Si las comparé con los cuadros de un pintor (paisajes con figuras), también podría catalogarlas como sinfonías, ya que pinceles y notas se advierten juntas en su composición (...) No encontréis por favor contradicción en lo que afirmo; nada más próximo y coherente que un retablo y un concierto.
Tras un abordaje sentimental, hay que adentrarse en la isla misteriosa de este libro, pequeño pero grande, en el que fantasía y realidad, poesía y narrativa, son una y la misma lámina transparente que nos transporta al gozo íntimo de las cosas y de los sueños, donde los símbolos destellan como los diamantes, de tantas faces como posturas. López Navia "se moja" en y con la vida cotidiana (Juan Varela-Portas dixit) y sale goteando preguntas y respuestas -más preguntas que respuestas-, lo que es propio del profesor socrático y platónico, filósofo pues, con unas para inducir a la verdad y con las otras para poner esa verdad en evidencia. Reafirmémoslo con claridad: para llevarla a la práctica. Ser hombres es ser cada día más humanos, valga la redundancia. La poesía, tocada por la gracia de los dioses y fuerza generatriz por excelencia, es, por lo consecuente, la gran partera de la vida, y la vida siempre es más con ella, porque suma Ética y Estética: Bondad, con Aristóteles. Quien piense que esa doble función no es la suya, absténgase de entrar en este templo sin un acto previo de contrición. Ahí delante está la Naturaleza, sin pecado concebida.
Canción de Navidad de Campanilla
Ya sé que soy pequeña. No hace falta
andar dando la lata todo el rato
con que soy muy pequeña, pero hermosa.
(Por eso Peter anda todo el día
detrás de Wendy Darling, esa mema).
Hoy todo está encendido en esta isla.
Los indios han prendido sus hogueras
y las sirenas buscan en el agua
la senda plateada de la luna.
(Les sobra tiempo libre, es evidente).
Pero yo soy pequeña y esta noche
me importa lo que no le importa a nadie,
y pienso en esos niños que no esperan
regalos bajo un árbol, en la alfombra,
porque no tienen tiempo de ser niños
y su carrera urgente hacia la vida
les ha robado el sueño de las hadas.
Sabed que mientras llore un solo niño
en el abismo gris de su miseria
un hada también llora.
Y nada cambia.
Y es que soy muy pequeña, y sólo tengo
mis alas de cristal y un vuelo breve.
Canción de Navidad de Peter Pan
Aunque vuestra ambición tenga otro norte
no hay oro más brillante que la infancia.
¿Por qué queréis entonces que yo crezca?
Mi principal regalo en Navidad
es no querer crecer como vosotros.
No queda en vuestra vida ningún juego:
la guerra es de verdad, no hay aventura,
no hay nada generoso o gratuito
y en vuestros sueños cumple su condena
un corazón de niño desterrado.
No me pidáis que crezca. No hace falta
para entender la fe o la trascendencia.
Si crezco, ¿dónde irá mi lealtad?,
¿dónde el sagrado imán de las promesas?
Si crezco olvidaré, como vosotros,
que un día, antes que niños, fuisteis pájaros,
así que aquí me quedo, en la trinchera
de este día sin tiempo y para siempre.
Buscadme en las orillas de los sueños
donde se ven las cosas que se olvidan
hasta que su misterio se revela
porque estuvieron siempre con nosotros.
No me pidáis que crezca y, si es posible,
nunca no olvidéis que cada nuevo día
nace también de nuevo el disparate
de un mundo que se empeña en recordarnos
la herida radical de la miseria.
No me pidáis que crezca. No es preciso.
Yo soy mucho más viejo que vosotros
y alguien debe quedarse hasta el final
a cargo de las cosas importantes.