Poema inédito
Largos brazos tus descampados de meseta castellana,
y sombra de amor tu luna que acompañó su cuerpo.
Féretro común que no distingue entre cunas,
desgracias o lamentos.
Cielo abierto de estrellas contemplaron su pena,
no sólo por su amor vestal , sino su patriarcado.
Quien educada de hombres llorará perder la conciencia,
amagando así sus propias cadenas.
Sálvase el valor de la paradoja, que ría tres veces
Jorge Manrique con sus coplas. Pues, alguna razón tuvo
en dirigir los males a todos por iguales. Ya que, por muy rey
que seas , no esquivarás a Eros o a sus flechas.
Dulces tus campos, que amargaron el peregrinaje
de sus pasos. Caminando haría camino entre Campos Castellanos.
Lugar entre la historia has dejado, pues , aunque ningún trágico,
tal que Eurípides , nombrará este mito griego ,
ya que difícil es ver la vida como sueño...
Recordad su nombre, pero atacando al pecho: los locos
siempre locos y los cuerdos, siempre cuerdos.
Tordesillas, Chipre de una Venus.
Vanora Miranda