Enjutos son los brazos de la castidad,
Saborean sus labios la sangre maternal.
Amamanta, buena mujer,
clamada entre el pagano,
odiado por cristianos,
¡Dale vida al ser!
Calle en tus brazos vetados
al nuevo Homero desterrado.
Mientras, entre llantos y lágrimas celestiales,
cubre Zeus el cielo de palabras paternales
Ahí crece Xabier, niño artista, niño osado.
Entre decoros, cosiendo aprende
como sastre el idioma de los necios.
¡Dale vida al ser!
Que entre internas guerras
sus piernas aprenden a correr.
Mas su alma...su alma...
volar quiere lejos su alma.
Que él nunca querrá piernas
sino alas en las orejas.
Cierra el ojo, Primavera
al cristal enllaga.
¡Dale vida al ser!
Que esa estrella rota
viéndole crecer llora.
Fluye, fluye, lunar agua
que sus dientes saboreen esta sabia.
Mientras tanto Orfeo
entre lecturas disimula.
Entre gorgoritos, él entona,
serenata del artista
que a corazones emociona.
¡Dale vida al ser!
Sus ojos observan los susurros,
sus orejas escuchan al ladrillo.
Ya ha crecido la esmeralda en la mirada
y sus labios tampoco han encogido.
Quién sabrá o quién sabe,
¡el recuerdo ya me es vago!,
y esta enfermedad se me escapa...
Ahí, otra vez, Xabier duerme en su cama.
Vanora Miranda
(Segundo poema de mi poemario "Xabier" )