mi maestro se derrumba
le imagino por las noches agonizante
melancólico hasta decir verso
es un rebelde, un revolucionario clasista
él muere por y para la poesía
dictó sus votos nupciales a la palabra
le imagino como Edipo
chupándole el pezón a su madre
me preocupa mi maestro
he sobreentendido en sus versos
que quiere entender, cómo sea, el aleteo de la hoja de árbol
quiere transcribir la danza de las abejas
contar las veces que la luna pestañea
alude como mendigo al mar
pisotea el significado de Gracián y su naufragio
ay, joder
en estas putas horas de canto
me preocupas tanto
maestro
te imagino en tu escritorio sediento de amor
con un suero de palabras inyectado en sangre
hace tanto tiempo que no jugamos juntos
a la alquimia en la más alta torre
me desespera tu papel incansable de Cyrano
jugando a ver quién sabe tirarte mejor una viga a la cabeza
yo no puedo resumir ninguna salvación en mí misma
no, joder, no
qué cualquier mentira me salve de esa verdad póstuma
no hay redención
el Arte es nuestra culpa
te prohíbo que hagas de este ataúd un templo
tu altar
tu cruz
deposita tus sandalias en el zapatero
te lo pido como un favor
deja de intentar atrapar con un cazamariposas la locura del cielo
mi legado como estudiante es enseñarte a reencontrarte con la bestia
firmar un tratado de paz con ella
será divertido inventarle un nombre...
... ¿Tratado de Philothée?...
me asusta reencontrarme en tu lectura con fantasmas familiares
no sé si te ha invadido el Whitman cabizbajo
Borges en la tristeza de la ceguera
Cernuda en mitad de la guerra
Chacel siendo del amor una tránsfuga
no sé quién te ha invadido
el oasis que has inventado en México
la cariátide postiza que has creado del mar
o las ramas eléctricas que has renombrado del cielo
no sé, amigo,
últimamente tan pronto hablo de la bestia
como de la expulsión de una bola de pelo
Vanora Miranda