Ya maté al Padre con 40 hachazos
a la Madre la dejé en el suelo con 41
aquí nace el sol ante cualquier mirada humana
psiquiátrico donde enterrar mi enfermedad
ataúd donde pueda desligarme de Andrómeda
pero ella sabe tanto de mí, engastrímanteis,
jabalí derrotado, inexperto antófilo en polinizar
todo esto o aquello filtra un único origen
sin la mar, soy pequeña como lenteja cruda
esperar al cirujano que aguante el hedor de mi cerebro
transfusión de mi sangre con la sal
mojando los pies, vuelvo a la virginidad
sí, piso el mar mientras el resto va cayendo en las cunetas
la muerte es lenta, sin discusión alguna
no hay refranes suficientes para el final
autolesionarse es sólo en caso de sagrado corazón
Vanora Miranda