En contestación al curso "Joan Margarit, la verdad de la poesía"
y las palabras vertidas por Luis García Montero
Ayer la noticia era el intento de conquista de Afganistán por los talibanes
pero el resto de la vida ha girado en torno a los talibanes
la otra verdad de la poesía es que nos han dejado morir a las mujeres
aceptando absurdamente esa naturaleza humana del hábito de contraer hábitos
desde caer en conventos para hacer del verso divino un armario de amor lésbico
hasta emplear hornos como salvoconductos para que la inmortalidad dejase de ser muda
las vigilantes de costumbres debían hacerse al ruido de las centrifugadoras
no hay diferencia entre imponer un burka al cuerpo e imponerlo a la palabra
porque, señores, ¿cuántas copas de whisky han utilizado para arrodillar a las estrellas
ante los manzanos de la sabiduría ancestral que nos vino del legado de Eva?
¿acaso, señores, abrigan tan fuerte al viento con sus metáforas al Sol y
la Vía Láctea que las hembras carecemos de cabritillos o guacamayos
que succionen las esferas de la magia y la jurisdicción de la imaginación?
¿o es, señores, porque teméis al fénix domando a los caballos y leones
más fuerte que los insignificantes lloros a las luces de la salvación?
no, señores, sabéis que la disciplina de decadencia se mide por los olivos
porque, señores, yo les señalo que la poesía reside fuera del poema
la inutilidad de darle el poder a la palabra cuando es el instrumento inoperante
y que el día que el pensamiento pase a ser medusa transatlántica
entonces, señores, hablaremos de la universalidad de la flora y fauna
de los acantilados como amores de verano y orgamos silenciosos
de los árboles como insectos ancestrales y bailes africanos
os veréis extasiados por las gaviotas reptando sobre la sangre
la otra verdad de la poesía es que nos han dejado morir a las mujeres
Vanora Miranda