Capítulo I
Todo está tranquilo en Moscú. El chirrido de las ruedas se oye extraño en la calle cubierta de nieve. No hay luces en las ventanas de la izquierda y las farolas se han apagado.
II
El salón de Ana Pavlovna comenzaba a llenarse paulatinamente. Toda la alta sociedad de San Petersburgo acudía, es decir, personas de la más diversa edad y condición, pero todas pertenecientes al mismo medio: la hija del príncipe Basilio, la bella Elena, que venía en busca de su padre para acompañarlo a la fiesta que se celebraba en la Embajada. [...]
PRIMERA PARTE
I
Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.
En casa de los Oblonsky andaba todo trastrocado. La esposa acababa de enterarse de que su marido mantenía relaciones con la institutriz francesa y se había apresurado a declararle que no podía seguir viviendo con él. [...]
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Durante una pausa en el proceso Melvinski, en el vasto edificio de la Audiencia, los miembros del tribunal y el fiscal se reunieron en el despacho de Ivan Yegorovich Shebek y empezaron a hablar del célebre asunto Krasovski. Fyodor Vasilyevich declaró acaloradamente que no entraba en la jurisdicción del tribunal, Ivan Yegorovich sostuvo lo contrario, en tanto que Pyotr Ivanovich, que no había entrado en la discusión al principio, no tomó parte en ella y echaba una ojeada a la Gaceta que acababan de entregarle.
-¡Señores! -exclamó -¡Ivan Rich ha muerto!
-¿De veras?
-Ahí está. Léalo -dijo a Fyodor Vasilyevich, alargándole el periódico que, húmedo, olía aún a la tinta reciente.
Enmarcada en una orla negra figuraba la siguiente noticia: «Con profundo pesar Praskovya Fyodorovna Golovina comunica a sus parientes y amigos el fallecimiento de su amado esposo Ivan Ilich Golovin, miembro del Tribunal de justicia, ocurrido el 4 de febrero de este año de 1882. El traslado del cadáver tendrá lugar el viernes a la una de la tarde.»
[...] Era el comienzo de la primavera. Llevábamos dos días de viaje. A cada parada del tren bajaban y subían viajeros de nuestro coche; pero quedaban siempre tres personas que, como yo, habían subido al coche en el comienzo del trayecto: una señora, ni joven ni guapa, cara consumida, con gorra en la cabeza [...]
En vano los hombres, amontonados por centenares y miles sobre una estrecha extensión, procuraban mutilar la tierra sobre la cual se apretujaban; en vano la cubrían de piedras a fin de que nada pudiese germinar en ellas; en vano arrancaban todas las briznas de hierba y ensuciaban el aire con el carbón y el petróleo; en vano cortaban los árboles y ponían en fuga a los animales y a los pájaros; la primavera era la primavera incluso en la ciudad.
Capítulo XV
El informe fue enviado a Tiflis el 24 de diciembre de 1851, y en la víspera de Año Nuevo [...]