La verdad de las mentiras
EL ENSAYO O LA CRÍTICA LITERARIA
Vargas Llosa nos dice que la crítica nace como una reacción a la lectura. En su caso siempre gira en torno a sus adiciones y obsesiones literarias o en torno a la situación política, pero ésta es otra clase de crítica que vierte generalmente en artículos periodísticos. Nos referimos ahora a su condición de crítico literario. Y en este sentido se comporta como novelista que reflexiona sobre la función creadora. Su concepción de la crítica, peculiar y original, participa tanto de un orden cuidadoso, como de un importante componente de creatividad y fantasía. Cuando acomete un trabajo crítico está reconstruyendo un mundo, pero también está construyendo otro, porque utiliza la obra literaria en estudio para levantar, a partir de ella, una nueva creación literaria.
Para Vargas Llosa la buena crítica sirve para enriquecer nuestra comprensión de la obra literaria y nos produce, además, un placer equivalente al de la obra que le sirvió de punto de partida. Entiende él, pues, la crítica como parte integrante de la literatura de creación; no importa que el crítico sea arbitrario, nos dice, importa que sus sugerencias sean brillantes e estimulantes, que se lean con placer. Octavio Paz es, en su opinión, un buen ejemplo de este tipo de crítica. Vargas Llosa, sin duda, también lo es, aunque en su caso se dan combinados ambos tipos: la crítica metódica, rigurosa, reflexiva y ordenada y la otra, más intuitiva, impresionista y subjetiva.
En cualquier caso, como crítico literario es indiscutiblemente, un creador, que concibe esta función desde su propia experiencia narrativa, de manera que ambos elementos son inseparables. Es evidente además, que el terreno de la literatura es su patria, así que sus ensayos, producto de sus apasionantes lecturas, resultan siempre sabrosos.