Complemento a un trabajo previo sobre estaciones y reliquias de Roma que Albertini pretendía dedicar al emperador Maximiliano I, el Opusculum se divide netamente en dos partes: dos primeros libros dedicados a la Roma antigua, que pueden considerarse una mera adaptación de las guías medievales en tanto que sólo proponen un recorrido descriptivo de la topografía urbana, ... y una segunda parte más breve, el tercer libro, en que describe la ciudad contemporánea y sobre todo las reformas debidas a los pontífices Sixto IV y Julio II. Al segundo dedicó finalmente esta obra.
... Quizá lo más relevante sea que el Opusculum de Albertini, con su inclinación a Biondo y Leto y a la epigrafía, se halla a medio camino entre la descripción de maravillas de tradición medieval y la incipiente arqueología, e incardinado en la efervescencia anticuaria de las primeras décadas el siglo xvi
[Diego Suárez Quevedo y José María Riello Velasco]