Este no fue realmente el primer cuento que ilustré, pero si fue el primero en el que dí rienda suelta a toda la creatividad de la que fui capaz en aquel momento. Me lo tomé como un reto personal y me ayudó mucho a soltar algunas amarras gráficas precedentes.
Para mí fue todo un trabajo rebelde.
A día de hoy sigue siendo mi trabajo preferido de ilustración infantil.
Mas bien de ilustración a secas. Fue una tarea ardua, apasionante, emocionante y (como ocurre en los viajes iniciáticos) llegué al destino mas sucio y más sabio. Además tuve el privilegio de trabajar por primera vez con Vicente Ferrer, ejemplo de muchas cosas y también de editor.
Primera recopilación en formato de álbum de algunos de mis páginas de historieta dispersa. Un paseo personal por los géneros ( piratas... fantasía... detectives...) con especial hincapié tanto en el género negro como en el humor negro.
De ahí el título.
Este fue mi primer personaje con pinta de convencional, diseñado y escrito para un público infantil pero con una intención mucho más universal.
Él se entretiene explorando un cosmos y yo explorando el suyo.
Y, a día de hoy, su universo sigue en expansión.
Mi segundo libro con Vicente Ferrer tiene un título automático, pero nada más en su proceso fue producto del inconsciente. El plan era simple: contar cuentos solo o en compañía de otros. Muchos de mis amigos me acompañaron en la tarea y "Media Vaca" lo agrupó todo en un libro de edición mimada e impecable.
Para mi, todo un lujo.
Estos dos personajes, que habían asomado las alas brevemente en "La caja Negra" algunos años atrás, tuvieron aquí su libro privado. Yo ( al igual que hace Ono) provoqué los hechos relatados y mi amigo y editor Ricardo Esteban (emulando a Hop) publicó con esmero las conclusiones.
Ilustrar el clásico cuento de los cabritillos colocándoles falsas cabezas de animales a los personajes humanos era al principio solamente una arriesgada idea visual, pero de repente el cuento se deshizo de la metáfora animal y volvió a su primitivo origen de humana advertencia.
Al añadir un artificio, se disolvió otro artificio.
¡Que apasionante es mi profesión!
Cinco animales subidos unos encima de otros pueden ser una metáfora de muchas cosas. Yo reconozco que los dibujé así porque me gustaba cómo quedaban en el póster de una exposición que hice hace años con otros cuatro compinches. Mas tarde, me propuse explicar el funcionamiento de semejante instalación animal y Ricardo Esteban publicó de forma impecable y apaisada el resultado.
Un texto sucinto y sugerente suele ser un terreno ideal para un ilustrador. En este caso me permití añadir un escenario teatral, una ambientación hindú y una hormiga más cercana a un logotipo que a un insecto. Miguel Calatayud, director artístico de la colección, me instó a sacar los pinceles y "Diálogo" lo publicó a todo color directo.
Estoy realmente contento con este libro. No solamente porque es mi primer álbum unitario (que contiene una sola historia, no una recopilación) si no porque ha sido el primer trabajo que ha salido de la "factoría" amistosa y profesional que he montado con el guionista Santiago García. Aún siendo un encargo, tanto Santiago como yo nos tomamos la tarea con total seriedad dándole la vuelta a una cinematográfica sentencia.
"Es personal, no son solo negocios".