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Palabras de más (Pablo Cazau)

 
Más de una vez pudimos leer textos científicos o literarios en los que, a pesar de lo interesante de la temática, sin embargo nos resultaban aburridos y tediosos. Uno de los motivos: el autor utiliza más palabras de las necesarias, lo que somete al lector a un injustificado esfuerzo de lectura extra.

Abrimos una novela y leemos: "el teléfono sonó repentinamente". Que nosotros sepamos, ningún teléfono suena de a poco: siempre suena en forma repentina. Si el autor hubiese suprimido el 'repentinamente', el texto hubiese dicho lo mismo con la mitad de las letras. Y, si el autor no hubiese persistido en usar palabras de más, se podría haber leído su novela en la mitad del tiempo.

Abrimos otra novela y leemos: "corrió velozmente". En este caso, se sobreentiende que si una persona corre lo hace velozmente. Desde ya, que si el autor quiere expresar lo contrario, bastará con que aclare: "corrió despacio".

Las palabras inútiles a veces se amontonan al comienzo del texto, cuando el autor empieza a dar rodeos innecesarios para ingresar al tema que lo ocupa. Es lo que podríamos llamar el displacer preliminar.

Otras veces los vocablos al pedo se amontonan al final, lo que resulta típíco de algunos artículos de los diarios donde, por razones de diagramación, se agregan párrafos que suelen no decir nada, o por lo menos no agregan información sustancial. Es el displacer final.

Un texto cualquiera, sea literario o científico, no debiera tener palabras de más ni palabras de menos, sino exactamente las palabras necesarias. Un escritor argentino, Isidoro Blainstein, una vez comparó un buen cuento con un reloj, porque éste, como aquel, no tiene ninguna pieza de más ni ninguna de menos, lo que contribuye a su óptimo funcionaminto.

Sabemos que cuando el autor está inspirado, se preocupa más por volcar sus ideas que por andar pensando cómo debe escribir correctamente. Para ello, un buen consejo es escribir primero todo lo que a uno se le ocurra en el momento de inspirarse, y después, ya más tranquilo, proceder a la edición del texto donde se pulen estilos, se corrigen faltas ortográficas y sintácticas, o se suprimen los vocablos de más.

Para poder darnos una idea de la importancia de no agregar palabras de más, y de la forma de resolver este problema, adjuntamos a la presente nota dos textos: el texto número 1 es una transcripción de un párrafo de un libro sobre introducción al método en psicología, y el texto número 2 es el mismo párrafo donde deliberadamente hemos incluído palabras de más (en mayúsculas). Podremos así comparar cómo el primer texto ha quedado 'inflado' innecesariamente. En próximas notas nos referiremos a la importancia de las palabras de menos, donde el laconismo atenta contra la comprensión del texto.

TEXTO NUMERO 1

Dificultades del experimento psicológico

Ya se ha señalado que la experimentación no es fácil, y que el método no está exento de error. Para concluír esta explicación es propio acentuar que aunque ha habido un amplio y en gran medida favorable empleo del método en la psicología, se enfrenta con graves limitaciones en esta materia. Estas dificultades surgen de tres fuentes: I) La conducta y su organización son extraordinariamente complejas e intrincadas. Como consecuencia, resultan difíciles tanto un análisis adecuado de lo que es importante como el control subsiguiente de estas operaciones. II) En gran medida, faltan las hipótesis precisas que son el requisito previo para una experimentación exacta. No se trata de que exista carencia de hipótesis en la psicología: en verdad hay abundancia. Pero las hipótesis precisas con una aplicación relativamente amplia son numéricamente pocas. Es un consuelo observar el surgimiento de una teorización más rigurosa y, especialmente, de modelos matemáticos de la conducta. III) Para los experimentos con seres humanos se establecen estrictas limitaciones. No se puede huír frente a las normas sociales y abandonar un niño a la naturaleza para ver cuáles serán los efectos de la falta de contacto social sobre su personalidad; ni se puede con propósitos estrictamente experimentales, extraer los lóbulos frontales para estudiar su función en el comportamiento previsor e inteligente. Recurrir a animales subhumanos puede evitar estos obstáculos, pero no se pueden transferir fácilmente al hombre los hallazgos en otros animales. Por ejemplo, para los psicólogos es ya bastante claro que los hallazgos experimentales que señalan que el impulso sexual de los animales inferiores depende en gran medida del control endocrino, no puede aplicarse sin elaboraciones a la operación de los motivos humanos respecto del sexo. La evidencia de esto proviene, en gran parte, de métodos no experimentales que estudiaremos en el capítulo siguiente. Además, el hecho de utilizar los animales, priva el acceso a los datos introspectivos. Aunque algunos psicólogos no se desesperarían por ello, parece, sin embargo, una pérdida innecesaria. (Fuente: O'neil W., "Introducción al método en psicología", Buenos Aires, Eudeba, 1968, 2° edición).

TEXTO NUMERO 2

Dificultades del experimento psicológico

Ya se ha señalado que la experimentación no TIENE NADA DE fácil, y que POR CONSIGUIENTE el método no está exento de error. Para DAR POR CONCLUIDA esta explicación QUE HEMOS DESARROLLADO EN PAGINAS ANTERIORES, es propio acentuar que aunque ha habido un amplio y en gran medida favorable empleo del método en la psicología, se enfrenta con graves Y SERIAS limitaciones en esta materia. Estas dificultades A LAS QUE HACEMOS REFERENCIA surgen de tres fuentes: I) La conducta y SUS MODOS DE organización son extraordinariamente complejas e intrincadas. Como consecuencia DE ELLO, resultan difíciles tanto un análisis adecuado de lo que es importante como TAMBIEN el control subsiguiente de estas operaciones. II) En gran medida, LO QUE faltan SON las hipótesis precisas que CONSTITUYEN el requisito previo para una experimentación exacta Y PRECISA. No se trata, POR SUPUESTO, de que exista carencia de hipótesis en la psicología: en verdad, EN ESTA CIENCIA hay abundancia DE ELLAS. Pero las hipótesis precisas con una aplicación relativamente amplia son numéricamente pocas. Es un consuelo observar el surgimiento O LA APARICION de una teorización más rigurosa y, especialmente, de modelos matemáticos MEDIANTE LOS CUALES OCUPARSE de la conducta. III) Para los CASOS DONDE CONCRETAMENTE SE REALIZAN experimentos con seres humanos se establecen estrictas limitaciones. No se puede huír, EN EFECTO, frente a las normas sociales Y CULTURALES y abandonar un niño DE CUALQUIER EDAD a la INHOSPITA naturaleza para ver cuáles serán los efectos de la falta de contacto social O DE LA FALTA DE COMPAÑIA HUMANA sobre su personalidad; ni se puede con propósitos PURA Y estrictamente experimentales, extraer los lóbulos frontales DEL CEREBRO DEL SUJETO para estudiar su función en el comportamiento previsor e inteligente, COMPORTAMIENTO DETERMINADO PRECISAMENTE POR AQUEL LOBULO. Recurrir a animales subhumanos puede evitar estos obstáculos Y PROBLEMAS, pero no se pueden transferir DEL MANERA TAN fácil al hombre los hallazgos ENCONTRADOS en otros animales. Por ejemplo, para los psicólogos es ya bastante claro que los hallazgos experimentales que señalan que el impulso sexual de los animales inferiores depende en gran medida del control endocrino, no puede DE NINGUNA MANERA aplicarse sin elaboraciones LLEVADAS A CABO POSTERIORMENTE a la operación de los motivos humanos respecto del sexo. La evidencia de esto proviene, en gran parte, de métodos no experimentales que PROCEDEREMOS A estudiar en el capítulo siguiente. Además, LA CIRCUNSTANCIA de utilizar los animales, priva el acceso AL CONOCIMIENTO DE los datos DERIVADOS DE LA OPERACION DE INTROSPECCION. Aunque algunos psicólogos no se desesperarían por ello, parece, sin embargo, una pérdida innecesaria.

Pablo Cazau Lic en Psicología y Prof de Enseñanza Media y Superior en Psicología

Buenos Aires, Noviembre 1997

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