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La cita bibliográfica (Pablo Cazau)

 
La cita bibliográfica es un texto de otro autor que introducimos en nuestro discurso para desarrollar o fundamentar lo que estamos diciendo, o bien como referencia para discutir un punto de vista diferente al que sostenemos. Para citar un autor, existen ciertas normas de uso habitual que es preciso conocer para facilitar la comunicación dentro de la comunidad científica.
1. Sobre el aspecto formal de las citas
En el cuadro que adjuntamos, hemos transcripto un fragmento de discurso científico en el cual están representados los principales elementos que deben ser tenidos en cuenta en el momento de insertar una cita bibliográfica.
1) Citas textuales.- Cuando se transcribe textualmente a otro autor, el fragmento debe figurar entre comillas para que quede claro donde empieza y donde termina lo que dice el autor y lo que dice el redactor, o sea, nosotros. Ejemplos de citas bibliográficas textuales aparecen en los renglones 8-11, 13-18 y 24-30.
La cita textual puede comenzar con mayúscula, como por ejemplo cuando se cita desde el comienzo de un párrafo (renglón 24), o bien con minúscula, cuando, aunque se cite también desde el comienzo de un párrafo, se desea incluírla dentro del párrafo que se está redactando (renglón 8).
La cita textual supone una transcripción exacta, lo que incluye también signos de puntuación, subrayados, etc. y hasta incluso errores de traducción que hemos juzgados como tales.
2) Citas no textuales.- A veces, el fragmento que queremos citar textualmente es demasiado extenso, lo que podría dificultar la continuidad del hilo conductor del discurso. En estos casos, se puede citar al autor no textualmente sino haciendo nosotros mismos una breve paráfrasis (1) de lo dicho. Ejemplos de citas no textuales aparecen en los renglones 19-23 y 1-8.
Tanto si la cita es textual como no textual, hay quienes no la incluyen en el cuerpo principal del texto sino aparte, en una Nota al Pie. Otros redactores la incluyen dentro del cuerpo principal pero como un párrafo entero separado del anterior y del siguiente por un ‘punto y aparte’, y habitualmente con una tipografía más pequeña y/o una sangría (2). Estas opciones quedan a criterio de cada redactor.
3) Llamadas.- Son símbolos que remiten al lector a una nota al pie de la página o al final del artículo (aunque esto último suele dificultar la lectura por obligar al lector a consultar otra página diferente a la que está leyendo). Aunque este símbolo puede ser un asterisco (*) o cualquier otro, usualmente se trata de números indicados como superíndice (²) y ordenados correlativamente conforme van apareciendo en el texto. Los ejemplos figuran en los renglones 11, 18 y 30. Las llamadas siempre se insertan al final de una cita textual, pero pueden también insertarse al final de una cita no textual.
Deberíamos excluír de nuestro discurso cualquier cita textual que no esté debidamente referenciada por una Nota al Pie.
Tengamos presente, asimismo, que una llamada no es ni una cita bibliográfica ni una nota al pie, sino el nexo entre ambas. Existen, sin embargo, ciertos casos donde una expresión puede ser considerada al mismo tiempo una llamada y una cita bibliográfica, como por ejemplo la expresión ‘(Collins,1983b)’. Dicha expresión remite al lector a información sobre un texto que figura en la bibliografía consultada, y donde la letra ‘b’ indica que se trata de un segundo libro o artículo del mismo autor (Collins) y de la misma fecha.
4) Elipsis.- Las elipsis u omisiones de texto dentro de una cita se indican mediante puntos suspensivos entre paréntesis, como puede verse en el renglón 16. Este recurso lo utilizamos cuando queremos omitir una parte del texto consultado porque no es relevante para lo que estamos diciendo, y en especial cuando el texto a omitir es una extensa consideración que podría interrumpir la lectura, distrayendo al lector del tema fundamental.
Por la misma razón, también puede dejarse deliberadamente una cita incompleta, en cuyo caso se agregan al final de la misma puntos suspensivos (renglón 30).
5) Caracteres especiales.- Llamamos caracteres especiales a toda aquella característica tipográfica que aparece en el texto original a citar. En estos casos, cuando se transcribe textualmente la cita es norma respetar tal cual estas características originales del autor citado.
Ejemplos de caracteres especiales son expresiones en bastardilla (renglones 8 y 24), entrecomillados (renglón 10), expresiones subrayadas, expresiones destacadas en negrita, signos de puntuación, etc. En el caso de los entrecomillados, es importante que utilicemos dos tipos diferentes de comillas para la misma cita: aquellas que definen la cita textual propiamente dicha, y aquellas que están incluídas por el autor citado dentro de la cita. Las computadoras suelen tener ambos tipos de comillas (" y «»).
6) Interpolaciones.- A diferencia de los caracteres especiales, que figuran en el texto original a citar, las interpolaciones son elementos que incluímos ex profeso dentro de la cita para una mejor comprensión de la misma, y siempre van entre corchetes: no se usan paréntesis porque podrían confundirse con otros paréntesis que pueden formar parte de la misma cita. Ejemplos de interpolaciones aparecen en los renglones 11, 14, 25 y 29.
Las interpolaciones de los renglones 14 y 29 son aclaraciones que hacemos y que facilitan la comprensión de la cita, o que contextualizan las ideas allí expresadas. La interpolación del renglón 11 tiene carácter aclaratorio, y advierte al lector acerca de una modificación introducida en la cita original. Hay redactores que suelen incluír interpolaciones del tipo [la bastardilla no es nuestra], cuando piensan que puede haber dudas en el lector acerca de si la bastardilla estaba o no en el texto original.
La interpolación del renglón 25 es la expresión ‘sic’ (que en latín significa ‘así’), y deberíamos utilizarla para aclarar que el texto original figura realmente ‘así’, a pesar de algún supuesto error o algo extraño en el mismo. En el ejemplo indicado, la expresión ‘sic’ fue incluída para advertir al lector que la palabra ‘envolvente’ existe tal cual en el original, habida cuenta que dicho adjetivo no parece ser el correcto en el discurso del autor citado.
7) Modificaciones.- Al igual que las interpolaciones, son elementos que introducimos en el texto original, pero no agregando algo sino modificándolo. Un ejemplo aparece en el renglón 8, donde la modificación consistió en expresar en bastardilla una palabra que en el original no lo estaba. Las modificaciones siempre deben ser aclaradas como tales mediante una interpolación (renglón 11), porque las bastardillas, así como las negritas o los subrayados, son también portadores de sentido.
2. Sobre el empleo correcto de las citas
La evaluación crítica de un texto científico incluye también la consideración de las citas bibliográficas, existiendo ciertas normas que no solamente conciernen a su presentación formal, sino también a su cantidad y a su calidad.
1) La cantidad de las citas bibliográficas.- El principal defecto de un escrito científico no es la ausencia de citas bibliográficas, sino su exceso, ya que un trabajo científico puede no tener citas bibliográficas pero sí referencias bibliográficas (lo que se aprecia en la bibliografía consultada que figura al final del mismo).
Si bien no hay fórmulas absolutas que prescriban cuántas citas debe incluír un discurso (esto queda al sano criterio del redactor), debemos siempre cuidarnos de no exagerar. Hay redactores que tienen una auténtica adicción a las citas, que han desarrollado una genuina neurosis obsesiva citando aquí y allá todo lo que leen, tal vez porque, al no poder dejar de dudar del verdadero sentido de los textos consultados, se empeñan en trascribirlos tal cual... por las dudas.
Otros, especialmente quienes en su carácter de alumnos deben redactar una monografía, creen que incluyendo muchas citas puede hacer que el profesor piense que han consultado mucha bibliografía. Sin embargo, el efecto producido es inverso: el docente se llevará probablemente la impresión de que, con tantas citas, el alumno en realidad no tenía mucho para decir de su propia cosecha.
El gran problema del exceso de citas, o de las citas demasiado extensas, es que se pueden perder la continuidad y la agilidad en la lectura, demorándola o dificultándola inútilmente. Un ejemplo extremo es aquel donde incluímos en nuestro texto una cita textual donde el autor citado cita a su vez textualmente a otro autor, con lo cual el agotado lector empieza a no saber muy bien quién dijo qué cosas.
Personalmente, creo que si se pueden evitar citas bibliográficas textuales, tanto mejor: a veces favorece más la agilidad en la lectura una breve cita no textual que una más larga cita textual.
2) La calidad de las citas bibliográficas.- Tampoco aquí hay fórmulas absolutas para seleccionar las citas que se utilizarán, pero valgan tres recomendaciones:
a) Las citas deben ser pertinentes, es decir, deben estar directamente relacionadas con el tema tratado o con lo que se quiere demostrar. Si hay alguna cita que queremos incluír sí o sí pero no tiene relación directa con el tema, podemos tratarla como una nota al pie, fuera del texto principal, preferiblemente indicando que no se trata de una cuestión relevante al tema tratado en el escrito.
b) Las citas no deben ser arrancadas de su contexto original, ya que así podría falsearse la intención del autor citado. La descontextualización se realiza a veces deliberadamente para lograr un título impactante (en las notas periodísticas, no es raro escuchar que un entrevistado se queje porque tal o cual afirmación suya ha sido descontextualizada), y a veces para conseguir mayor ‘fundamentación’ para nuestras propias ideas, haciéndole decir al autor citado cosas que él no dijo.
c) En lo posible, deben utilizarse citas de los autores originales, para evitar aquello de "fulano dijo que mengano dijo que zutano dijo...". Si no se cuenta con el texto del autor original, hay quienes, sin más, eligen copiar una cita de otro autor que a su vez lo cite.
Finalmente, digamos que las citas bibliográficas pueden ser utilizadas para armar el esqueleto de un escrito. Podemos incluso comenzar una monografía, aún antes de tener una idea completa del tema, con una selección de citas bibliográficas aisladas que nos parecen pertinentes, y que luego, convenientemente conectadas con el hilo de nuestro propio discurso e ideas, se constituyan en el texto definitivo.
Pablo Cazau Lic en Psicología y Prof de Enseñanza Media y Superior en Psicología
Buenos Aires, Mayo 1999
(1) Paráfrasis: Interpretación amplificativa de un texto para ilustrarlo e explicarlo.
(2) Sangría: espacio en blanco ubicado antes de cada renglón o de cada párrafo.

ALGUNOS ELEMENTOS DE LAS CITAS BIBLIOGRAFICAS

1          En el año 1632 aparece publicado el
2          "Diálogo sobre los dos máximos sistemas
3          del mundo", donde Galileo hace hablar a
4          tres personajes: Simplicio, defensor del
5          sistema ptolemaico, Salviati, defensor del
6          sistema copernicano, y Sagredo, un
7          personaje neutral que busca información
8          o, según Babini,"algo así como el árbitro
9          en la discusión entre los defensores de
10        «los dos máximos sistemas» del mundo
11        [la bastardilla es nuestra]"¹.
12        En el libro, se proponen
13        "indeterminadamente las razones
14        filosóficas y naturales [científicas] tanto
15        para la una como para la otra parte, y en
16        la cual (...) resaltan claramente las
17        intenciones del autor en favor del sistema
18        sistema copernicano"².
19        Babini refiere que el libro no estaba
20        escrito en latín, como entonces se
21        acostumbraba para los textos científicos,
22        sino en italiano, lo que permitió que fuese
23        leído por todo el mundo muy rápidamente.
24        Señala Babini: "La aparición del Diálogo
25        desata una tormenta tan envolvente [sic]
26        como inesperada: Galileo es acusado
27        directamente, se le cita y se le obliga a
28        comparecer, viejo y enfermo, ante la
29        Inquisición en Roma [en 1633] y se le
30        dicta sentencia..."³.
Renglón 8-11: El texto entre comillas es un ejemplo de cita bibliográfica.
Renglón 8: La palabra 'árbitro' no aparece originalmente en bastardilla. La hemos puesto en bastardilla nosotros para destacarla, pero para ello, debimos agregar al final de la cita y entre corchetes, la indicación del renglón 11.
Renglón 16: Hemos insertado en la cita la expresión '(...)', que significa que hemos omitido parte del texto original. Esta simplificación se llama elipsis.
Renglón 19-23: Esto es una cita no textual, es decir, se cita lo que dijo un autor aunque no lo hacemos textualmente, y por tanto no va entre comillas.
Renglón 24: Vemos aquí como en la transcripción del texto se ha respetado la bastardilla del autor.
Renglón 25: Hemos insertado la expresión '[sic]' que significa 'textual', para dar a entender que no nos equivocamos al transcribir la palabra o expresión inmediatamente anterior de la cita. Se incluye dicha expresión cuando puede haber alguna duda sobre si se transcribió bien una palabra o expresión.
Renglón 29: Hemos interpolado el año para aclarar la información, aunque no figure en el texto original. Esta interpolación se hace con corchetes.
Renglones 11-18-30: En estos tres renglones puede apreciarse un número superíndice al final de cada cita, que remite a la nota al pie, es decir, a la fuente de donde la cita se extrajo.
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