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La organización de un libro (Pablo Cazau)

 
Un texto que intenta presentar información sobre un tema, especialmente si es científica, puede estar organizado de tres maneras básicas: en forma lógica, en forma cronológica y en forma alfabética. Examinamos aquí algunas ventajas y desventajas de estas modalidades, y algunas combinaciones posibles.

Un texto que pretenda exponer una teoría o el pensamiento de un autor puede organizarse por lo menos de tres maneras básicas: lógicamente, cronológicamente o alfabéticamente.

1) Organización lógica.- Es la forma en que están organizados la mayoría de los textos, siendo el típico representante de esta modalidad el llamado "manual". Un ejemplo podría estar representado por aquel libro en cuyo primer capítulo se exponen los conceptos más importantes de una disciplina, mientras que los restantes abordan en detalle cada uno de aquellos conceptos.

Esta modalidad expositiva es 'lógica' porque sigue el modelo del razonamiento deductivo, (de lo general a lo particular), del modelo inductivo (de lo particular a lo general), o bien, más frecuentemente, el de una combinación de ambos (por ejemplo, el ordenamiento de los capítulos es deductivo, pero dentro de cada capítulo hay ordenamientos inductivos).

Bruner (1985) habla de dos modalidades de pensamiento: la paradigmática o lógico-científica, que corresponde a la organización lógica del texto, y la narrativa, que corresponde a la organización cronológica. La primera forma de funcionamiento cognitivo, o, en nuestro caso, de exposición de un tema, "trata de cumplir el ideal de un sistema matemático, formal, de descripción y explicación. Emplea la categorización o conceptualización y las operaciones por las cuales las categorías se establecen, se representan, se idealizan y se relacionan entre sí a fin de constituír un sistema" (1).

La modalidad lógica ofrece la ventaja de mostrar la arquitectura deductiva de las ideas. En cambio, no muestra cómo esas ideas han ido elaborándose en el tiempo (modalidad cronológica) ni suministra pistas para buscar rápidamente un determinado concepto (modalidad alfabética).

2) Organización cronológica.- En este caso, los sucesivos capítulos narran una historia que habitualmente va desde los acontecimientos más antiguos (primeros capítulos) hasta los más actuales (últimos capítulos). Ejemplos típicos de esta modalidad expositiva son las biografías, y las 'historias': la historia de la humanidad, la historia del psicoanálisis, la historia de las instituciones, etc.

"El objeto de la narrativa son las visicitudes de las intenciones humanas" (2), nos dice acertadamente Bruner cuando define su segunda forma de pensamiento, la forma narrativa, y que corresponde a lo que aquí llamamos organización cronológica del texto. A diferencia de lo que ocurre en la organización lógica, en una narración los protagonistas no son tanto los conceptos y sus mutuas relaciones, como las personas y las acciones que ellas realizan. Por ejemplo, en la modalidad lógica un pensamiento puede surgir como consecuencia lógica de un pensamiento anterior, mientras que en la modalidad narrativa, un pensamiento puede surgir como consecuencia de haber sido rectificado o criticado un pensamiento anterior, del mismo o de otro autor-actor. En un caso, el "luego" describe una secuencia lógica, y en el otro, una secuencia temporal.

La ventaja de la modalidad cronológica es que permite mostrar cómo han ido construyéndose los diferentes conceptos a lo largo del tiempo, mientras que su desventaja es que no muestra una visión de conjunto, es decir, cómo las diferentes ideas están organizadas en un sistema inductivo o deductivo.

Por ejemplo, un texto que intente dar un panorama de la teoría psicoanalítica, puede organizarse lógicamente desde los principios más teóricos hasta las aplicaciones más prácticas de la teoría, o puede organizarse cronológicamente narrando las vicisitudes del pensamiento de Freud desde 1890 hasta su muerte (3). En el primer caso nos centramos en la teoría en abstracto, y en la segunda en cómo su creador ha ido construyéndola.
Otro ejemplo de ambas modalidades aparecen en los artículos periodísticos: la crónica de un hecho policial asume normalmente la modalidad cronológica, mientras que un artículo editorial, la modalidad lógica.

3) Organización alfabética.- Está basada en el ordenamiento convencional del alfabeto, y los ejemplos típicos son los 'diccionarios' especializados: de filosofía, de psicología, de economía, de mineralogía, etc.

La ventaja de este tipo de presentación es que, al estar basada en un código compartido entre autor y lector (el orden alfabético) permite el rápido acceso a determinadas ideas o recortes conceptuales, mientras que su desventaja radica en que ofrece una visión fragmentada del conjunto.

Combinaciones posibles

En la práctica, las modalidades lógica, cronológica y alfabética suelen ir combinadas de diferentes maneras. Estas diferentes formas de combinar modalidades pueden clasificarse en dos grandes tipos: integradas y separadas.
1) Modalidades integradas.- Esta alternativa se refiere a aquellos libros en los cuales dos o más modalidades están integradas en el mismo texto. Algunos ejemplos son los siguientes:

a) Ordenamiento cronológico integrado en un ordenamiento lógico: en el transcurso de una exposición lógica, aparecen fragmentos de ordenamiento cronológico. Por ejemplo, al describirse una clasificación de minerales, se incluye la historia del descubrimiento de cada uno de ellos.

b) Ordenamiento lógico integrado en un ordenamiento alfabético: en el contexto de un ordenamiento alfabético, se incluyen referencias que ayudan o invitan al lector a hacer un ordenamiento lógico. Son las clásicas referencias cruzadas o bien las referencias hipertextuales de los diccionarios informatizados.

El recurso utilizado por Laplanche y Pontalis para organizar su "Diccionario de Psicoanálisis" utiliza, por ejemplo, referencias del tipo "véase esta palabra", o también asteriscos para designar vocablos a los que en el diccionario se les ha dedicado un artículo. "De este modo - dicen los autores- desearíamos a invitar al lector a establecer, por sí mísmo, relaciones significativas entre los conceptos y a orientarse en las redes de asociaciones del lenguaje psicoanalítico. Con ello creemos haber evitado un doble peligro: la arbitrariedad a que podría conducir una clasificación puramente alfabética y al riesgo, más frecuente, del dogmatismo ligado a las exposiciones de tipo hipotético-deductivo" (4).

2) Modalidades separadas.- Esta alternativa hace referencia a aquel libro donde las modalidades están netamente separadas, ocupando dos partes distintas del espacio físico del mismo. Generalmente se trata de solamente dos modalidades, donde una de las cuales es la principal y la otra la accesoria. Esto significa que estos libros tienen una organización primaria (por ejemplo lógica) y una organización secundaria (por ejemplo alfabética). En el esquema adjunto aparecen algunos ejemplos posibles, que pasamos a describir brevemente.

a) Este primer ejemplo corresponde al formato clásico. Se trata de los libros primariamente organizados en forma lógica, pero que incluyen secundariamente, al final, una organización alfabética en forma de índice analítico o, en algunos casos, un simple glosario. Un ejemplo de este último caso es "Introducción a la obra de Melanie Klein" (5), donde su autora, Hanna Segal, agrega al final un glosario alfabéticamente ordenado de los principales conceptos utilizados en el texto.

b) La organización primaria puede ser también cronológica y, secundariamente, incluír al final un índice analítico que organiza el libro en forma alfabética. Tal el caso de las obras completas de Freud editadas por Amorrortu, donde los artículos de Freud se exponen cronológicamente, y donde en el último tomo figura un extenso y detallado índice analítico. Otros ejemplos son los textos de historia de Losee (6) y de Hull (7).

c) Esta variante aparece por ejemplo en el "Diccionario de Psicoanálisis" de Laplanche y Pontalis, donde la organización primaria es alfabética, pero la secundaria también, ya que al final incluye un índice analítico que, por lo demás, es más detallado que la simple lista de los artículos del diccionario.

Las combinaciones d, e y f, hasta donde tenemos conocimiento, no han sido utilizadas nunca, lo que llama la atención por cuanto presentan ciertas ventajas que no tienen las combinaciones tradicionales.

El autor de esta nota publicará próximamente un Diccionario de "Teoría General de los Sistemas" con un triple organización: la organización primaria es alfabética, la secundaria es lógica y la terciaria es nuevamente alfabética (índice analítico). La organización lógica, que figura como un Apéndice, ofrece otra opción de lectura del Diccionario y consiste, básicamente, en el Indice General que el autor hubiese hecho, de organizar primariamente el texto en forma lógica. Tal Indice General está organizado en capítulos, y en cada uno hay subtítulos, que corresponden a los diversos artículos del Diccionario. El interesado, si opta por una lectura lógica, no tiene más que ir leyendo dichos artículos en el orden indicado en el mencionado Indice General. A modo de auxilio para armar la trama lógica de la teoría, al final de cada artículo del Diccionario, se incluye un denominado 'párrafo de conexión', que muestra la articulación con el siguiente artículo que deberá ser leído.

Pablo Cazau Lic en Psicología y Prof de Enseñanza Media y Superior en Psicología
Buenos Aires, Setiembre 1998

(1) Bruner Jerome, "Realidad mental y mundos posibles", Gedisa, Barcelona, 1996, página 24.
(2) Bruner Jerome, Op. Cit., página 27.
(3) Cazau P., "Freud cronológico o Freud sistemático?", Revista El Observador Psi N° 20, Noviembre 1996, página 434.
(4) Laplanche J. y Pontalis J., "Diccionario de Psicoanálisis", Labor, Barcelona, 2° edición, 1981, página XIV.
(5) Segal Hanna, "Introducción a la obra de Melanie Klein", Buenos Aires, Paidós, 1987.
(6) Losee J., "Introducción histórica a la filosofía de la ciencia", Madrid, Alianza, 1979, 2° edición.
(7) Hull L., "Historia y filosofía de la ciencia", Barcelona, Ariel, 1978, 4° edición.
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