El Gabinete del Doctor Caligari (Das Kabinett des Dr. Caligari) ha vuelto recientemente - en Febrero de 2014 - a la actualidad. Vuelve después de 94 años de su estreno.. Se trata de una versión digitalizada y restaurada, con música actual a cargo de J. Zorn e interpretada por la filarmónica de Berlín, en la 64 edición de la Berlinale. Es, como sabemos, una película muda de cine fantástico y de terror realizada, en los estudios de los estudios UFA (Universum Film Aktiengesellschaften) en 1919, por el cineasta Robert Wiene a partir de la guionización de Hans Janowitz y Carl Mayer. Su estreno tuvo lugar en Berlín, el 26 de Febrero de 1920 en la Marmorhaus de la Kurfürstendamm (Kudammm). El que fuera "el primer cine de Berlín" inaugurado en 1913 y cerrara su cabina de proyección en 2001 para convertirse, con su espléndida fachada de mármol, en un triste centro comercial.
La obra representa, con sus decorados oníricos y su iluminación espectral el gran punto de partida del expresionismo fílmico alemán, un estilo lleno de malos presagios, en el que también destacarían Fritz Lang con "Metrópolis" o F. W. Murnau el gran director de Nosferatu. Eine Symphonie des Grauens (1922).
Desde el punto de vista de la psicología la película resulta interesante ya que aborda la cuestión del control hipnótico de la mente, en este caso para lograr que un sujeto en estado de sonambulismo pueda perpetrar una serie de crímenes inducidos.
El control sugestivo e hipnótico ponía en juego la idea de que determinadas personas pueden llegar a actuar como transmisores de la voluntad de otros y otras como receptoras.
No sabemos si Murnau se inspiraría en la experiencia de Messmer de finales del siglo XVIII, o en la de Braid, en la primera mitad del XIX - con su "neurohipnología" (1843) -, o en la de Charcot, en la Salpêtrière de París (1882), pero lo que sí es cierto es que la hipnosis y el fenómeno del sonambulismo inducido se habían convertido ya para entonces en un instrumento usual de la psiquiatría y en un tema de indudable interés popular.
La ciencia psicológica abría paso a la sorprendente posibilidad de la transferencia psíquica de la propia voluntad a la conciencia ajena. Al dominio de las mentes de los otros. Y esta era una idea verdaderamente excitante.
No era de extrañar que el sonambulismo, con su especial característica de neutralización de la voluntad, a causa de una fuerza sugestiva, se ofreciera de inmediato como una atracción de feria. Y es en ese ambiente en el que el Dr. Caligari hace entrar en trance a su siervo Cesare, para admiración de los curiosos que contemplan cómo éste, llevado a un estado de ensoñación diurna, camina con los párpados cerrados indiferente a los obstáculos, conducido sin voluntad propia y cómo, actuando inconscientemente, cumple fielmente las órdenes del dueño de su comportamiento.
El film muestra como en el sueño provocado artificialmente, el hipnotizado puede responder a todas las preguntas, con claridad y precisión, cuando es interrogado y - en consecuencia - actuar como vidente. El sueño de la hipnosis se ofrece entonces como un sueño profético.
El mundo mágico de la videncia, como el de la adivinación del pensamiento, el exorcismo espiritista o las artes telepáticas, van a encontrar en el cine del expresionismo, más tarde del surrealismo, un acomodo argumental excepcional.
Cuando Alan - amigo del protagonista - pregunta al sonámbulo cuánto tiempo le queda de vida, éste le responde proféticamente que morirá antes del amanecer. El vaticinio se cumple.
Se trata de una orden posthipnótica, según la cual el hipnotizador ordena a la persona dormida que, al despertar, ejecute determinados actos con absoluta presteza y obediencia.
Y es así, en efecto, como los médiums, cuando recuperan su situación de conciencia obedecen con absoluta perfección las órdenes recibidas en estado de sonambulismo.
Una vez asesinado Alan, Francis y Jane, su novia, deciden investigar a Caligari y a Cesare.
La aventura resulta peligrosa y ella es raptada por los malvados. Caligari ordena a Cesare matarla, pero la atracción de la belleza de la muchacha es más fuerte que la sugestión hipnótica y Cesare no puede, esta vez, cumplir la orden.
En el desenlace del film se descubre que Caligari - nace de esta manera la leyenda popular de los psiquiatras locos - es el director del hospital psiquiátrico local. El doctor estaba obsesionado con la figura de un místico, de quien adopta su nombre. Se trataba de un personaje que, en 1703 y en el norte de Italia, se servía de un sonámbulo, llamado Césare, para cometer asesinatos. Finalmente la cordura triunfa y Caligari acaba siendo internado en su propio asilo. Pero la semilla inquietante de los poderes ocultos de la mente acababa de ser introducida en el imaginario popular.