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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 18 de abril de 2024

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¿Qué tenían en común John Lennon, Albert Einstein y Pablo Picasso?

A decir verdad, estas tres grandes mentes de la humanidad podrían tener en común muchas de las virtudes que les llevaron a ser unos fuera de serie en sus campos de acción, pero poseían una característica común que no se suele conocer.

 

Hablamos de la dislexia.

Al hablar de dislexia, nos referimos a las dificultades que tiene una persona para aprender a leer y escribir correctamente.

En España tan sólo un 4% de los estudiantes padecen esta dificultad de aprendizaje, pero por eso mismo hay que tener más cuidado y poner más atención a la hora de identificarlos, porque un niño disléxico no diagnosticado puede tener muchos problemas que posteriormente veremos.

Dentro del contexto educativo, los sujetos con dislexia sometidos a diferentes test de lectoescritura obtienen resultados descompensados en relación a su edad, ya que suelen estar dos años por debajo del nivel que deberían tener adquirido. Así, estamos refiriéndonos a un grupo minoritario con dificultades que en muchas ocasiones pueden ser causadas por su genética o por el aprendizaje de varias lenguas maternas (bilingüismo). Una característica destacable en disléxicos adultos es, por ejemplo, la dificultad que encuentran para leer palabras no familiares.

Desgraciadamente, la dislexia no tiene un tratamiento que llegue a solucionar del todo el problema, sino que además, los que se utilizan son lentos y suelen ir acompañados de recaídas. Se trata de un problema psicolingüístico, que deriva tanto en inconvenientes fonológicos y léxicos.

Diferentes tipos de dislexia son:

Dislexia fonológica:

  • Dificultades a la hora de leer palabras familiares, reconocer pseudopalabras o interpretar palabras desconocidas.
  • Dentro de los sujetos que tienen dislexia, el 67% se clasificarían dentro de la dislexia fonológica.
  • Requieren elementos visuales para poder aprender correctamente el vocabulario común y sus mayores confusiones se producen en palabras parecidas y palabras funcionales.

Dislexia superficial:

  • Deletrean bien. No distinguen el significado de palabras homófonas y cometen errores sustituyendo unas letras por otras (o por las mismas invertidas).

Dislexia profunda:

  • Cometen errores semánticos, visuales y derivativos. Es habitual en este tipo de disléxicos el cambio de palabras, la dificultad lectora de palabras abstractas y los problemas de reconocimiento del significado de las palabras.

Ante todo, hay que tener muy claro que la dislexia es una dificultad de aprendizaje, no una enfermedad, y para diagnosticarla a grandes rasgos hay que ver que:

  • El sujeto tiene una inteligencia media o superior con dificultades para leer y escribir.
  • Es conveniente la aplicación de un test de lectoescritura.
  • Hay que fijarse en la edad del sujeto, ya que hasta los ocho años de edad se pueden confundir letras y números sin necesidad de que se presente un problema de tipo disléxico real.

Para poder entender brevemente el por qué de una dificultad de aprendizaje como ésta, podemos atender a una breve explicación sobre la Teoría Neuronal (Ramón y Cajal, finales S.XIX):

  • El concepto de ectopia nos aclara parte del problema. Las ectopias son partes del cuerpo humano que no se terminaron de colocar adecuadamente durante la etapa prematura. Si esto lo aplicamos al cerebro, las ectopias serían las neuronas que no se colocaron adecuadamente durante la etapa de formación de este órgano. Esto podría ser una explicación de por qué no somos buenos en todo. El área cerebral que se encarga de lectoescritura es muy amplia (área de Déjerine y área de Exner en el lóbulo occipital), y si las ectopias se producen en él pueden dar lugar a gran variedad de problemas.
  • La dislexia no se cura, para paliarla se crean salidas alternativas.
  • Un gran inconveniente es el bloqueo neuronal (atrancarse en su ectopia). Dependiendo de donde esté, así será su bloqueo.

SI NO APRENDE COMO LE ENSEÑAS, ENSÉÑALE COMO APRENDE.

Un sujeto con dislexia requiere de hacer un sobreesfuerzo para conseguir realizar aquello que a los demás apenas les cuesta trabajo. Esto conlleva que se fatiguen y les cueste mucho concentrarse en una tarea. Tras la realización de tales esfuerzos y la obtención de escasas recompensas por el trabajo realizado, un niño disléxico que no esté diagnosticado puede llegar a parecer un alumno problemático en clase porque distrae y tiene una mal actitud reiteradamente, o lo que es peor, puede caer en una depresión. Ambos caminos llevan a un inevitable fracaso escolar.

EVALUAR DE FORMA DIFERENTE Y MULTISENSORIAL.

Para evitar que los niños diagnosticados de dislexia caigan en un cuadro depresivo (que pueden incluir intentos de suicidio), es necesario resaltar a menudo las cosas que hacen bien. A un niño de corta edad hay que mostrarle las caras buenas y positivas de la realidad, y si es disléxico, esta actitud por parte de su entorno reforzará mucho su autoestima.

Aunque aún queda mucho por hacer en el campo de las dificultades de aprendizaje, es bueno saber que es obligación de las Administraciones educativas el velar por que todos los sujetos con este tipo de necesidades estén satisfechos y puedan seguir un ritmo de aprendizaje adecuado a ellos. Esta obligación y necesidad viene recogida en la Ley Orgánica de Educación, en el Artículo 71.2, y dice así:

  • LOE 71.2: Corresponde a las Administraciones educativas asegurar los recursos necesarios para que los alumnos y alumnas que requieran una atención educativa diferente a la ordinaria, por presentar necesidades educativas especiales, por dificultades específicas de aprendizaje, por sus altas capacidades intelectuales, por haberse incorporado tarde al sistema educativo, o por condiciones personales o de historia escolar, puedan alcanzar el máximo desarrollo posible de sus capacidades personales y, en todo caso, los objetivos establecidos con carácter general para todo el alumnado.

Para facilitar las tareas de aprendizaje a los alumnos disléxicos, existen adaptaciones curriculares, que pueden ser:

  • Significativas.
  • No significativas (son las más habituales y no se desvían de los objetivos del resto del curso).

 

Algunas formas de evaluación de los alumnos disléxicos en etapas superiores como pueden ser la ESO o el Bachillerato son:

  • Trabajos, actividades prácticas, búsqueda de información, mapas, etc. todo tiene que tener siempre un alto nivel práctico y visual/manipulativo[1].

Para ir cerrando este episodio de dislexia, quiero recalcar la importancia que tiene el ser consciente de que el niño disléxico entiende lo que se le pide. Al no comprender el significado de todas las palabras, pueden fallar en la interpretación de frases más simbólicas o que no sean literalmente lo que quieren decir.

HAY QUE PARTIR DEL PODER MENTAL DE LAS PERSONAS.

Hay que luchar contra el bloqueo neuronal y el bloqueo emocional de las personas. Todos tenemos un don, somos buenos en algo, y lo importante es buscarlo y, una vez encontrado, aferrarse a ello y ser lo más feliz posible.

John Lennon es un símbolo, un icono musical... un virtuoso. A Albert Einstein no se le daban muy bien las matemáticas en el colegio... terminó siendo uno de los mejores físicos de la historia. Pablo Picasso fue un virtuoso del pincel... una referencia a nivel mundial. Ellos eran disléxicos, y nada ni nadie les impidieron hacer lo que sabían como los mejores que fueron. Y tú, ¿en qué eres el mejor?



[1] Este tipo de evaluaciones son muy útiles en etapas inferiores como infantil y primaria, son muy fáciles de aplicar y se obtienen muy buenos resultados.

 

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