Antes de comenzar debemos definir que entendemos por un perro de asistencia. Son considerados perros que ayudan al hombre en alguna labor concreta, como por ejemplo: perros de rescate, perros que buscan y localizan drogas o explosivos, perros de salvamento marítimo, perros de trineo, perros de asistencia y aviso para personas sordas o con distintas diversidades funcionales (paraplejia, tetraplejias, esclerosis, etc.) o perros-guía para ciegos.
Este artículo se centra en la labor de los perros-guía y los perros de asistencia a personas sordas o con alguna discapacidad de causa física, con problemas de resistencia, fuerza o movimiento. También se incluyen aquí, otro tipo de perros, con entrenamientos menos comunes, que alertan sobre episodios de crisis sufridos por una persona con epilepsia, por ejemplo.
En primer lugar, los perros-guía son los utilizados por personas invidentes como auxiliares de movilidad. En España los principales encargados de su seguimiento y adiestramiento son la Fundación Once del Perro-Guía (FOPG) que nació en 1990, cuya sede se encuentra en Madrid en Boadilla del Monte. Sus instalaciones tienen una gran superficie y cuenta con una plantilla de trabajadores que consigue que al año 100 perros salgan preparados para ser guías. La principal raza que se utiliza son los Labradores debido a su sociabilidad, adaptabilidad a todos los entornos y situaciones y a su facilidad de manejo por el usuario. La legislación cubre el derecho de las personas ciegas o con deficiencia visual usuarias de perro-guía a acceder a lugares y espacios de uso público, con independencia de su titularidad, de hecho, los establecimientos que nieguen su entrada pueden ser multados con sanciones económicas.
El perro-guía pasa su crianza en el centro del FOPG, hasta los dos meses. Cuando ese periodo acaba, el perro se traslada con una familia educadora, término que acuñan para describir a las familias que los acogen de forma voluntaria durante un año. Esta familia se compromete a sociabilizar al perro con otras personas y otros perros, a enseñarle a ser limpio, obediente, educado y afectuoso. Para ello, siguen unas pautas que vienen detalladas en un cuadernillo y durante ese tiempo están tutorizados por el departamento que se encarga de los cachorros.
En este año, el perro acompañará, de manera habitual, a las familias en su día a día. Conforme pasa el tiempo de estancia comienza a entrar en los diferentes tipos de comercios y superficies y a todo tipo de transporte público. Aprenderá normas auditivas, como por ejemplo: siéntate, túmbate, juntos, ven aquí, sitio, quieto, despacio, vamos o deja, entre otras. Además, se intentará en la medida de lo posible que poco a poco deje de pararse con perros y personas durante las salidas a la calle, ya que posteriormente con el ciego, no podrá atender a ningún estimulo que le distraiga.
Cachorro de perro-guía en casa de una familia educadora.
El segundo año es donde se lleva a cabo la instrucción. En esta fase, que dura de seis a diez meses, es donde ocurre la formación real. En un principio, se refuerza la obediencia básica que el perro trae aprendida de la familia. El siguiente paso será introducir el arnés y concienciar al perro de que eso significa que cuando lo lleve puesto será porque una persona va a su lado y, por lo tanto, cuando pase por lugares estrechos, o una puerta o cerca de una farola deberá dejar el espacio suficiente para ambos. Aprenderá a sentir a la persona invidente como una extensión más de su cuerpo.
Cuando el perro ya se ha acostumbrado al arnés y a tener una persona siempre al lado, comienza el último tramo. Progresivamente se irá añadiendo dificultad a los ejercicios para preparar de la forma más completa al perro y asegurarse de que está capacitado para enfrentarse a los desafíos que suponen los entornos abiertos. Aquí se en enseñarán los trabajos básicos para su instrucción:
-Caminar por la calle en línea recta: Esta orden consiste en que el perro una vez que le dan la orden de tomar una dirección, camina en línea recta desde ahí hasta que se le indique de nuevo otro destino o hasta que encuentre un obstáculo que lo impida. Cuando camina por la acera lo hace siempre por el medio.
- Evitar obstáculos: El perro aprenderá a sortear los impedimentos salvables por la persona invidente y a detenerse y esperar ordenes cuando el obstáculo supone una gran dificultad o peligro. Marcará puertas, escaleras, baches o bordillos.
-Conocer el tráfico: El entrenamiento consiste en enseñar acciones específicas que se deben realizar ante el tráfico como por ejemplo: ignorar una orden o detenerse ante la presencia de tráfico cercano o esperar hasta que los coches se hayan detenido o hayan pasado para cruzar.
Otro aspecto muy importante del adiestramiento es la inhibición de sus instintos naturales, es decir, distraerse ante otros animales, comida u olores.
Al final el perro-guía actúa según cuatro pilares básicos:
-Obediencia: Una vez ha terminado la instrucción, el perro obedece a todas las ordenes mencionadas anteriormente y es capaz de interpretarla según la situación
-Arnés: Cuando el perro-guía camina por la calle, es a través del arnés cómo se comunica con la persona ciega. Entiende que en el momento que el arnés se le quita es porque no tiene responsabilidad en ese momento.
-Voluntad de agradar: Necesariamente un perro-guía debe "querer hacer". Bien es verdad que durante el adiestramiento recibe refuerzos positivos, pero aún así debe subyacer esa cualidad, si no será descartado.
-Instinto de auto-preservación: Este instinto es algo innato en los perros, permite sortear obstáculo aún no habiendo sido adiestrados todavía. Es lo que permite la confianza entre el perro y la persona invidente.
Las técnicas más usadas para el entrenamiento son: el uso del condicionamiento clásico, el condicionamiento operante y el modelado para el desarrollo de las destrezas.
Cuando este periodo de instrucción termina, el perro y la persona invidente que lo va a adoptar pasan un tiempo juntos en las instalaciones del centro del FOPG. En ese tiempo se enseña al ciego el manejo del perro y las ordenes. Además se comienza a crear el vínculo entre ambos, que será vital si se quiere conseguir una perfecta compenetración entre ambos y un buen trabajo posterior del perro. Cuando posteriormente se trasladan al domicilio de la persona invidente, si convive en familia esta tendrá que obviar al perro hasta que el vínculo con su dueño sea fuerte, ya que debe aprender que su único dueño es este.
Por último, existen otro tipo de perros de asistencia para personas con problemas de movilidad, sobre todo, pero también de sordera o con males crónicos como la hipoglucemia o la epilepsia.
Estos perros ofrecen a estas personas la realización de acciones, que por su dificultad no pueden realizar con normalidad. Ayudan en tareas como: abrir y cerrar puertas o cajones, traer objetos, tirar de la silla de ruedas, marcar una llamada de emergencia (previamente programada en un pulsor grande), despertar al dueño, emitir ladridos de aviso, etc. Este tipo de acciones varía según las necesidades de la persona que lo solicite. Por ejemplo, existe un tipo de adiestramiento que permite a estos perros avisar de que la persona con hipoglucemia está sufriendo una crisis y necesita ayuda. Están entrenados para detectarlo a través del olor del aliento o la sudoración.
Para asignar a su dueño se tienen en cuenta el tipo y grado de discapacidad, la edad, el carácter o el tipo de vida y trabajo que tenga.
Por lo tanto, estos animales realizan una doble labor que posibilita a muchas personas tener una vida diaria más sencilla y normalizada por su capacidad de adaptarse a la mayoría de situaciones. Además de asistencia ofrecen un gran apoyo psicológico a los usuarios, dándoles cariño, juego y compañía entre otras cosas.
Recursos consultados:
http://www.arrakis.es/~nnui/servican.htm
http://www.adiestradorcanino.com/webdelperro/el-perro-guia/142
http://perrosguia.once.es/home.cfm?id=8&nivel=2
https://sede.sepe.gob.es/es/portaltrabaja/resources/pdf/especialidades/SSCI0112.pdf
http://www.aepa-madrid.org/