"E-INNOVA BUCM" CON LOS REFUGIADOS
Prof. Dr. Tomás Andres Tripero
Nadie como William Adolphe Bouguereau, arquetipo de artista académico, supo dibujar de manera más entrañable la solidaridad entre la infancia. Cómo una joven mayor sostiene y protege con su abrazo a una niña más pequeña. Cómo otra la carga sobre sus hombros. Podríamos haber recordado imágenes más realistas e impactantes de la tragedia de los refugiados, ya se ha abusado suficientemente de ellas, pero preferimos mostrar la belleza del apoyo solidario. Estamos presenciando el preludio de algo inimaginable, el comienzo y, para algunos, el final de una pesadilla: el desplazamiento forzado de una gran masa de población que huye del terror con la esperanza de encontrar, después de tantas angustias y convulsiones, algo mejor en alguna parte. Siempre el oscuro inicio.
Sí, está soplando un gran vendaval, pero felizmente no somos uno de esos sin trabajo, sin comida y sin cobijo. ¿Nos mantendremos entonces indiferentes?
Pensemos en los últimos miles de asesinados bajo la fría luna o el sol de los climas desérticos. Pensemos en la victoria de los traficantes de armas y de seres humanos, de quienes manipulan a su antojo el ajedrez mundial de la geo- estrategia, de quienes se benefician con el negocio de la muerte y de la destrucción. De la necesidad de huir.
Pensemos, también, en los Médicos Sin Fronteras muertos bajo el infierno de los bombardeos amigos. Simples "daños colaterales" sin nombre ni rostro, ni recuerdo de la generosidad por lo que hacían. Ser víctimas de los propios errores ya es bastante malo, porque nosotros acarreamos con nuestras propias consecuencias, pero lo peor es ser víctimas de los errores y la incompetencia de otros.
Hay centenares de excelentes razones para que surgieran los iluminados y los fanáticos perturbados, los "cultura-fóbicos" destructores de civilización, en una parte sensible del mundo, como una Hidra sanguinaria con múltiples cabezas. ¿Pero acaso no habrá un inmenso poder financiero de intereses ocultos tras su supuesta demencia? ¿No hay una inteligencia perversa en la aparente locura?
Quiénes suministran para su beneficio los instrumentos ideológicos de la destrucción, serían capaces, si obtienen importantes ganancias, de aniquilar el planeta entero, esperad y lo veréis.
Entre ellos sería difícil averiguar quién es el peor de los peores.
Desde aquí creemos que tras la idea de humanidad ha de haber grandeza. Los hombres no pueden llegar a ser hermanos si no llegan a ser previamente iguales en derechos, dignidad y oportunidades. La unión de todos es imprescindible para la paz; pero los desalmados cuyo único valor es el poder y el dinero, los fanáticos no pueden unirse, los ignorantes - y ese es gran parte de nuestro problema - no pueden unirse.
Desde luego no es este el mundo en el que queremos vivir. Nosotras y nosotros, desde la educación, la ciencia y la cultura, anunciamos algo nuevo. Y sabemos muy bien que con gentes empequeñecidas no se puede realmente llevar a cabo algo grande.
¿Seremos capaces de crear una auténtica democracia universal, sin fronteras, conseguiremos que ningún pueblo, bajo ninguna circunstancia, sea sojuzgado por otro, en vez de la farsa que finalmente hemos de aceptar?
¿Desenmascaremos los poderes globales que manipulan nuestro destino como habitantes del planeta, y que lo compran o lo destruyen?
Los sujetos que realmente han provocado este caos - desde los grandes señores de la guerra hasta las mafias que trafican con el sufrimiento y la necesidad de los seres humanos - se encuentran rodeados de lujos mientras controlan la vida y los destinos de millones de mujeres, niños y hombres a los que nunca han visto, a los que no desean ver y cuya desgraciada suerte no les importa en absoluto.
¿Qué pasaría si quienes son los principales responsables de esta gran catástrofe humanitaria fueran despojados de su botín y obligados a soportar las mismas privaciones y sufrimientos de quienes, por su causa, tienen que padecerlas ahora?
Estamos asqueados por la brutalidad, la inhumanidad, la pequeñez de espíritu, el fanatismo, la monumental ignorancia de quienes no saben y además no les importa saber, la aplastante incomprensión, la insolidaridad de quienes piensan que estas cosas son irremediables, que es una simple cuestión de mala suerte.
¿Por qué no podemos ordenar la existencia en otros términos que no sean la avaricia, la demencia fanática, el odio, la muerte o la destrucción? Nadie existe por sí sólo.
¡Malditas sean todas las guerras y malditos quienes las provocan y sacan cualquier tipo de beneficio de ellas!
Pero, ¡abrid bien los ojos! ¡Erguíos! ¡Contribuid a crear el nuevo mundo que está a punto de nacer! Es vuestro, es el de las gentes solidarias, de los que acogen a los refugiados que tratan de escapar de la locura intolerante y la barbarie. Jamás rendiremos nuestro espíritu ante la indiferencia o la violencia.
¿Podremos conseguir que todo esto comience a cambiar?
¡NO A LA GUERRA! ¡SÍ A LA SOLIDARIDAD! ¡SÍ A LOS REFUGIADOS!