UNA NUEVA LUZ DESDE PARÍS
José Javier Martínez Palacín
O Freunde, nicht diese Töne! ( ¡Oh amigos, no en esos tonos!)
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,(Entonemos otros más agradables,)
und freudenvollere. ( y llenos de alegría.)
Freude! Freude! (¡Alegría! ¡Alegría!)
-No en esos tonos, no en esos tonos...- Imagino que esto es lo que se diría una y otra vez el gran genio Beethoven si levantara la cabeza y viera desde su televisor la barbarie que provoca el ser humano allá por donde va.
Todos los que componemos la revista E-Innova condenamos los terribles atentados de París y nos sumamos al dolor de las familias a las que les han arrebatado de esta manera tan cruel y cobarde un ser querido. De la misma manera condenamos los atentados ocurridos en Nigeria, en el Líbano, en Mali y en aquellos países que no son tan mediáticos pero que sufren cada día las atrocidades del fundamentalismo porque ninguna muerte producida de una manera violenta nos es ajena.
A las puertas del 2016 comprobamos que el mundo necesita urgentemente un giro y desde luego el tono, la solución, no es bombardear una ciudad, ni reducir las libertades, ni por supuesto los razonamientos simplistas y xenófobos. Hace falta una nueva luz y París puede y debe ser esa nueva luz.
Afortunadamente hay muchos signos para pensar que puede ser así porque París no es solo la capital de Francia, es un hogar, un símbolo para ciudadanos de todo el mundo que la han visitado, han vivido durante un tiempo en ella o la han soñado. Prueba de ellos son los miles de homenajes y de actos solidarios que se han producido y se siguen produciendo. Si bien es cierto que todo esto ha dejado de lado otros terribles atentados que se han producido en otros países, otros dramas iguales o más duros que los de París, eso no quiere decir que la humanidad no los sufra también como algo suyo. Aunque los gestos sean menores o no tengan la repercusión que han alcanzado los de París, la sociedad rechaza igualmente toda esta barbarie.
Acabar con un problema así desde luego no es fácil y en estas pocas líneas tampoco se puede hacer un análisis exhaustivo para explicar qué ha pasado, cómo hemos llegado a esto y dar una solución mágica porque, evidentemente, no la hay. Lo que sí que está claro es que desde París, desde su ciudadanía, brota una nueva luz.
La carta del periodista Antoine Leiris, los abrazos que repartió un joven musulmán a todo aquel que quisiera abrazarle, la famosa fotografía del beso de Doisneau que está poblando las calles de París y sobre todo, la fabulosa lección que dio Angel Le a su hijo pequeño cuando le entrevistaron en Le Petit Journal son mimbres sólidos y perfectos para mantener viva la llama de la esperanza de que se puede acabar con esta y otras lacras sociales desde la unión de todos y desde la educación.
En E-Innova creemos firmemente en eso, en que la educación es el pilar fundamental de la sociedad y la única capaz de conseguir que no repitamos los terribles errores del pasado porque la buena educación nos acerca al otro, nos ayuda a comprendernos, a intercambiar cultura y a mejorar en todos los aspectos. Para conseguirlo hay que crear modelos y tejidos y es en esto es en lo que llevamos trabajando desde hace cinco años y así seguiremos. Con la Declaración de los Derechos Humanos y del Niño como guía estamos seguros de que la letra de Schiller, a la que Beethoven le escribió la música más maravillosa del mundo, se cumplirá y (Alle Menschen werden Brüder/ Wo dein sanfter Flügel weilt) "todos los hombres serán hermanos/ bajo tus alas bienhechoras".