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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 28 de marzo de 2024

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El iPad en la educación

Si decimos que la sociedad necesita individuos muy bien formados en todos los ámbitos, estamos evidenciando lo evidente, la importancia de recibir la mejor educación posible. Esta debe ir acorde al tiempo en el que vivimos y es que, no podemos negar que la tecnología tiene un papel bastante importante en nuestro día a día.

 

Mandamos emails, leemos prensa digital, vemos si nos han pasado el recibo a través de la web del banco, comentamos la actualidad con nuestros amigos en redes sociales, reservamos cita para el médico, para comer, para el cine, y todo ello, a base de "dos clicks". Y lo hacemos porque, aunque al principio estemos reticentes, todo ello nos ayuda diariamente. Nos ahorra tiempo, es cómodo, rápido y seguro. ¿Acaso no es beneficioso aprovechar tales mejoras en el actual sistema educativo? Con la utilización del iPad intentaremos proporcionar nuevas cualidades al día a día escolar. Si podemos contribuir a mejorar la enseñanza al usar estos tablets, lo lógico es usarlo. El alumnado puede sentirse más involucrado si cuenta con nuevas herramientas frente a los instrumentos más clásicos, que no son peores. Pero si a esto añadimos nuevos métodos, como reproducciones de fragmentos de video en YouTube, o simulaciones que permitan un mejor asimilamiento de la materia, no debemos dejarlo pasar por alto.

Es por ello, que ya que la educación nos prepara para que tengamos un conocimiento propio y significativo, no se debe olvidar en que sociedad vivimos. Se debe apostar por el uso de las TIC en las aulas para así poder sacar ese rendimiento que nos constan tiene nuestro alumnado.

Como puede leerse en la web, www.planavanza.es, el despliegue de Internet con banda ancha en centros de Primaria y Secundaria suponen el 98 % del total. Y es que dotar a nuestras aulas de acceso a internet es necesario. Herramientas como el iPad se nutre de todo este Plan Avanza y utilizan la conexión a internet disponible en las aulas.

No solo se accede a la información a través de la web, existen aplicaciones con multitud de contenido, saber-hacer del docente, métodos tradicionales, etc., pero si contamos con aulas dotadas de conexión a internet, será mejor que si las mismas están desprovistas, aunque tal acceso no garantice resultados mejores. El iPad tiene infinidad de utilidades que bien guiadas por un docente, pueden hacer de una clase, de una unidad didáctica, de un comentario, algo completamente distinto y nutritivo. Permite abrir un mundo de posibilidades, de interacciones que creo es beneficioso para el conjunto educativo.

En el siguiente artículo se pretende evidenciar cómo con el uso del iPad podremos mejorar nuestra calidad educativa. Uno de los objetivos principales es mostrar que con la utilización del iPad, podremos despertar la motivación del alumnado. Usar métodos y herramientas que le son cotidianas en sus vidas puede despertar el interés de los/las estudiantes. Bien es cierto que se debe contar con todo el conjunto educativo y las buenas maneras de todas las partes (alumnado, docentes, familias, instituciones) para despertar esa motivación. No será el iPad solo el que motive a nuestros estudiantes. Pero también es cierto que si conseguimos despertar un aliciente por la materia, originado por una nueva herramienta, estaremos consiguiendo que la asimilación de la misma por parte de los estudiantes sea más fluida, más profunda y significativa.

Si consiguiéramos mejorar en parte la motivación del alumnado, ¿no se reforzaría o aumentaría la motivación de docentes, familias e instituciones? Muy probablemente sí, es decir, un aumento de la motivación de los/las estudiantes puede hacer que el profesorado se sienta más realizado, y la desmotivación de estos disminuya.

Pero, ¿qué tiene el iPad para poder despertar el interésen el alumnado? Principalmente forma parte del mundo tecnológico en el que viven los/las estudiantes. La tecnología es una parte más de su quehacer diario, casi como andar, podremos observar que sus vidas están "cuasi digitalizadas", y para muestra un botón: hoy en día la gran parte de los jóvenes forman parte de redes sociales, las cuales les sirven de trampolín para relacionarse entre ellos y estar interconectados todo el tiempo. La mayoría cuentan con dispositivos móviles smartphones que les hacen independientes del ordenador, pudiendo acceder a su perfil en Facebook, Tuenti, Flickr, etc. de forma instantánea y en cualquier lugar. Pueden revolucionar sus vidas y la de los que los rodean a base de "tweets" publicados en Twitter de forma vertiginosa. Un buen caso sería las revoluciones árabes de Egipto, Túnez, Libia, Siria, Londres o, si miramos en el ámbito nacional, el movimiento 15-M.

En la actualidad estamos viviendo la incorporación paulatina de elementos tecnológicos en el plano educativo. Ya no se acude a clase únicamente a oír lo que dice el docente. Ahora el alumnado es partícipe, es capaz de formar parte activa de la materia, de interactuar con el equipo docente y compañeros/as.

El empleo de nuevas técnicas de estudio como el uso de simulaciones, animaciones, videos, aplicaciones, etc. pueden complementar y enriquecer a la clase magistral.

Otro objetivo que se conseguirá con la utilización del iPad es el acceso al contenido de forma instantánea, ya sea en clase o incluso en casa. Para aquellas poblaciones con reducido acceso al mundo tecnológico,se contará con una herramienta más de apoyo, donde además de acceder a internet, podrán disponer de todo tipo de contenidos a través de aplicaciones, tales como enciclopedias, simuladores de hechos, videos, realidad aumentada, geolocalización y un largo etc. Pero no solo se beneficiaran las poblaciones menos habituadas a usar dispositivos electrónicos, para aquellas familias más acostumbradas a convivir con el uso de aparatos tecnológicos, el uso del iPad supondrá un acercamiento de la escuela al mundo en el que viven. Se aprovechará todo esa información para beneficio del alumno/a. La comunicación docente-discente será mucho más fluida al contar ambos con dichos dispositivos. Por ejemplo, herramientas como foros o la creación de chats de grupo permitirán un intercambio de información entre las partes (docente-alumnado, docente-familia, etc.). Existirá un feedback casi instantáneo que permitirá saber si los conocimientos han podido ser asimilados mejor, saber dónde está el fallo y poder porque no, sugerir nuevos métodos. Entre el alumnado existirá un debate que fomente las capacidades de los mismos, les haga más responsables de sus decisiones y de sus opiniones. Y es que hasta hace bien poco al acceder a algunas aulas ya sea de Primaria, Secundaria, Bachillerato, etc. veíamos lo siguiente: alumnos sentados escuchando lo que el docente exponía, o eso creíamos. Este uso, el de la clase magistral, es el mismo que se utilizaba hace 40 años, con leves modificaciones que no han cambiado la forma de enseñar, salvo excepciones. No podemos tratar a nuestros estudiantes como hace 40 años simplemente, porque la sociedad ha cambiado. Sin darnos cuenta, tenemos acceso a la información como nunca antes lo hemos visto. Buscadores como Google son capaces de facilitarnos la labor a la hora de realizar trabajos.Por ejemplo alguna parte del alumnado, y en parte por culpa del docente, "googleara" durante un par de minutos (sino menos), copiará y pegará la información, la  imprimirá y la entregará. El profesor leerá y releerá varios trabajos calcados, donde la incursión de diversas fotos, servirán para distinguir unos de otro. Es por ello que la enseñanza debe amoldarse al tiempo al que vive. Si suponemos que contamos con el empleo de nuevas TIC (Tecnología de Información y Comunicación) en el aula y que sabemos disponer correctamente de su utilización, podríamos utilizar lasnuevas aplicaciones, videos, simulaciones, interactuar con la pizarra digital, etc. El alumnado percibe que está  aprendiendo de una manera nueva e intuitiva. Esta forma es mucho más cercana al mundo en el que vive, ya que utiliza medios que le son totalmente familiares y conocidos. En definitiva, está participando en su propio proceso de enseñanza, junto con el docente, que debe guiarle y debe promover complementos a la tradicional clase magistral.

¿Qué aporta un iPad en el actual sistema educativo?

Lo primero de todo que debemos destacar es que se trata de un dispositivo muy intuitivo y muy fácil de usar. Esto es debido a que dicho tablet es táctil y reacciona según lo toquemos, por lo que no necesitamos a priori grandes conocimientos informáticos para manejarlo, al no utilizar periféricos como el clásico ratón.

Gracias al tamaño del iPad y a la simple proporción de la pantalla, se puede asegurar que ya es adecuado para la lectura de libros electrónicos. Si pensamos en la cantidad de libros que transportan nuestros alumnos y alumnas en la edad escolar, desde Primaria hasta Bachillerato, sumado al peso que transportan y lo comparamos con los poco más de 600 gramos del iPad, la diferencia es notoria. Los escolares cargan con un peso excesivo, lo que origina lesiones de espalda debido al sobreesfuerzo y a la fatiga muscular. Aun proliferando las mochilas de ruedas, el alumnado no hace un buen uso de ellas ya que tiran de las mismas en vez de empujarlas.  El peso de las mochilas no debe ser superior al 10 % del peso del alumno y eso muy pocas veces se cumple. Es más según la OMC y la Fundación Kovacs uno de cada tres escolares mayores de seis años, acostumbrar a cargar hasta un 35% de peso en sus mochilas con respecto al peso total. Pero ahora bien, imaginemos que podemos llevar los 7 libros de un curso en formato electrónico, con la posibilidad de subrayar, escribir, incluir datos, fotos y video a pie de página, ejecutar aplicaciones, acceder a la web, mandar emails, participar en foros, etc. Todo ello se puede hacer desde un iPad es más, se podrá actualizar el contenido de los libros electrónicos de manera periódica sin gastar dinero en la compra de nuevos materiales.Si quisiera evidenciar ya no un problema del iPad en sí, sino un problema de los actuales libros electrónicos y/o las leyes actuales. A día de hoy la edición impresa de un libro convencional, léase en formato papel, grava a un tipo impositivo superreducido del 4%, mientras que si el mismo libro lo compramos en formato electrónico, grava a un tipo impositivo del 18%. No es comprensible tal diferenciación ya que lo importante no debiera ser la forma sino el contenido. De hecho existe un ahorro en peso, encuadernación, impresión, transporte, almacenaje, etc.,  considerable entre el libro convencional y el libro electrónico. Es más, para poder leer un libro en nuestro iPad, debemos desembolsar una importante cantidad de dinero para la compra del dispositivo, que grava al 18 % por cierto.

Pero el iPad no es simplemente un libro electrónico, es más que eso. Podemos tomar apuntes si así lo queremos, de manera clásica valiéndonos de un lápiz capacitivo o valiéndonos del teclado táctil que aparece en la pantalla. Aplicaciones como Sundry Notes nos permite utilizar el dispositivo como el clásico cuaderno donde tomar apuntes y,  además, incorporar utilidades como el dibujo de gráficas, fórmulas y demás. Se podrán salvar los documentos en el propio iPad y enviar estos datos al correo, o "subirlos a la nube" (disco duro virtual), o al campus del centro escolar, modificarlos en clase o en casa, "colgarlos en las redes sociales", corregirlos, etc.

Si lo preferimos podemos acceder a la conexión WI-FI del aula y buscar información. Esta búsqueda la podremos imprimir sin necesidad de conectar el tablet a una impresora, además la información estará continuamente actualizada. Se podrá compartir los resultados de las actividades con el docente o con el resto de compañeros, autoevaluarse por parte de los/las estudiantes, mandar trabajos desde el propio dispositivo, ponerse en contacto unos con otros a través de videoconferencias, foros, etc.

Las conexiones del iPad con otros dispositivos también enriquecen la utilización del tablet. Por ejemplo se puede conectar el iPad a nuestra pizarra digital y mostrar a toda la clase los resultados encontrados, las soluciones al ejercicio, el grafico dibujado y un sinfín de utilidades más. O se podría visualizar de manera simultánea nuestra presentación PowerPoint en el iPad y en la pizarra digital, pasando las páginas sin tener que moverse hasta la pizarra. Se haría todo desde el iPad, proporcionando así una libertad de movimiento y no dependiendo de otros dispositivos (como son los presentadores).

La multitud de opciones que ofrece el iPad se adapta a las distintas capacidades de los alumnos, así como a los grupos de edad. Se puede utilizar en Infantil, donde por ejemplo con aplicaciones de dibujo (BabyPainter) despertamos el interés de los más pequeños a través de juegos. Pero también podemos realizar simulaciones empresariales en la Universidad a través de aplicaciones más técnicas (MonsterAnatomy) o programas de software diseñados para tal fin. En definitiva el iPad no tiene un marco de actuación específico, es universal para todo el alumnado incluso aquel con necesidades especiales, como así lo demuestran las aplicaciones FirstWords, Stories2Learn, que favorecen la imaginación y desarrollo de niños/as autistas

Poco a poco existirán más aplicaciones que llegarán a todos los estamentos escolares,  aprovechando las ventajas que ofrece el iPad para impulsar una enseñanza mejor acorde al tiempo en el que vivimos. Por ejemplo empresas independientes están trabajando en paquetes de aplicaciones centrados en simulaciones que nos pueden indicar qué pasaría si subieran los precios del crudo de golpe, que consecuencias habría en el resto de precios, qué medidas se podrían tomar y ver al instante si tales medidas han sido efectivas o no y porqué.

Es cuestión de tiempo que aparezcan nuevas aplicaciones que aporten un complemento en la formación tradicional. Actualmente ya existen diversas empresas que se encuentran trabajando para que, a medida que avance el tiempo, proliferen una multitud de las mismas.

Me gustaría advertir que de poco o de nada sirve entregar iPads a docentes y estudiantes si no se saben utilizar. Es cierto que el alumnado, al vivir inmerso y casi contar con algún dispositivo igual o parecido en casa, le supondrá un esfuerzo mucho menor. Pero existen muchos docentes que toda esta incursión de las TIC les ha pillado por sorpresa y, alguno sin intención de aprender y otros, aun poniendo de su parte, se han visto con que se les insta en apoyarse en medios electrónicos para su práctica docente y no se encuentran cómodos. Sé que muchos recelan de la transformación de la enseñanza y prefieren seguir como hasta ahora, no les culpo. Pero si quisiera exponer que cuando se elige la profesión docente, uno lo hace para guiar, enseñar, aconsejar, formar, etc. a un grupo de estudiantes durante un periodo de sus vidas. Por tanto no estamos tratando con cajas que circulan de un lado a otro en nuestra fábrica de montaje. Son personas. Y si estas personas tienen, a lo largo del tiempo, distintas afinidades, gustos, conocimientos etc., el docente debe ser conscientes de ellas, eso sí, no busco que el profesor sea un "colega" del grupo. Debe saber trazar esa línea entre la complicidad con el alumnado y ser uno de ellos.

De hecho el docente puede hacer durante la estancia en el centro como él considere, pero también debe ser sabedor del mundo en el que viven sus estudiantes. Y éstos viven en el mundo de la información. Que no por ello garantiza resultados, es más sus estudiantes obtienen unas pobres calificaciones en los Informes Pisa. Es paradójico, cuanta más información accesible y libre existe, los resultados académicos parecen mostrar lo contrario. ¿Es posible que el alumnado español no encuentre motivación por asistir a clase? Muy posiblemente sí, y somos los docentes, las familias, la sociedad en su conjunto, los que debemos despertar ese interés, buscando nuevos métodos si vemos que los tradicionales no son suficientes. Y para ello no debemos relajarnos o acomodarnos a la vida docente. En el proceso de enseñanza aparecen varias instituciones, pero son dos las que cargan con el día, el docente y el alumnado (por supuesto que no quiero dejar de lado a las familias). Con el esfuerzo de las dos conseguiremos avanzar y, sí para acercar posturas nos ayuda dispositivos como los tablets, que sean bienvenidos. Y es que el iPad puede servir de puente entre       profesor-alumno/a, pero debemos saber qué podemos exprimir de tal dispositivo, qué podemos obtener, hacia dónde queremos que nos ayude la utilización del tablet. Si conseguimos que los docentes se involucren más en esta adopción de las nuevas TIC es probable que la enseñanza rote hacia la interacción entre docentes y alumnado. Es importante que el profesorado sienta que el iPad (en nuestro caso) está en el mismo camino con el contenido que se espera enseñar, por ello debe de resultarles útiles y relevantes la utilización de tal dispositivo (Kanaya&Cullp, 2005). De este modo sí el profesorado tiene confianza en la tecnología, en el software adecuado, en los recursos basados en Internet, tendrán más posibilidad de utilizar las TIC con los estudiantes (Trimmel&Bachmann, 2004). Saber los beneficios que puede aportar el iPad, como una mayor interacción con los alumnos a través del contacto continuo, nuevas aplicaciones educativas, mejora en la motivación del alumnado etc., puede mejorar en parte la enseñanza que no es mala, pero si mejorable. Eso siempre.

El iPad puede ser una herramienta de apoyo muy válida pero es cierto que a la hora de enseñar y aprender lo fundamental es usar la cabeza. Hay que dar sentido al uso que podamos hacer de dispositivos como el iPad. No debe usarse de "golpe y porrazo", se debe tener pausa, sosiego, con una idea clara de lo que queremos enseñar. Si el iPad puede ayudarnos será bueno claro está, pero la base del aprendizaje no debe ser ni el iPad ni los ordenadores ni cualquier TIC, sino que debe ser el sentido común. Enseñar a pensar y formar un conocimiento propio y significativo debe estar por encima de cualquier TIC.

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