Ha nacido una nueva primavera. Pero, ¿qué es lo que realmente me gustaría a mí, nacida el 14 de Abril que floreciera con ésta primavera?
La primavera, al igual que una persona, nace libre.
Yo formo parte de una generación de personas que vivimos buscando una nueva identidad. Aquella que nos va a definir para siempre. Que exprese realmente lo que nosotras, como personas libres, ilusionadas y creativas podemos aportar desde nuestro propio significado.
Un significado propio que debe cobrar sentido por sí mismo y que no es fácil de descubrir. La realidad en la que vivimos es la de que estamos influenciados por todo un enorme mundo de comunicación que, a través de sutiles sugerencias, nos acaba transformando. Haciendo de nosotros algo bien distinto a lo que en un principio soñábamos.
La publicidad, los medios de comunicación o incluso, en algunos casos, la educación que recibimos nos crea una imagen de nosotros mismos que, en definitiva, responde a moldes tradicionales, anteriormente prefijados, en los cuales debemos encajar para formar parte de un modelo establecido de sociedad.
Este tipo de influencias suele ir enfocadas con más fuerza, si cabe, hacia la imagen de la mujer. Imagen que a pesar de todos los intentos de liberación sigue todavía vinculada a la idea que la sociedad patriarcal ha tenido de ella.
Nos educan, desde la infancia como en un cuento de hadas, de príncipes y princesas. Con el mimo necesario y con ilusiones fantásticas. Pero luego tenemos que vivir y sobrevivir en un ambiente bien distinto al de las narraciones infantiles. La adolescencia tampoco es fácil para nosotras, todo un gran sistema de publicidad nos ofrece a imagen ideal de la mujer que en ese momento andamos buscando. Es el momento de nuestro propio descubrimiento personal que enseguida habrá de cumplir una función decisiva en la juventud. El momento en el que hemos de decidir cómo ha de ser el mundo en el que queremos vivir. El momento de abrazar, para siempre, la libertad necesaria para encontrar a nuestras compañeras y compañeros de viaje en una aventura extraordinaria que comienza. No, todo no se encuentra definitivamente perfilado. Falta nuestra opinión, faltan nuestras nuevas ideas, falta la expresión de lo que sentimos, la sensibilidad diferente para hacer cosas nuevas y mejores.
Pertenecemos a una generación generosa, sensible, con ganas de transformar lo que hace daño, a través de la adquisición de otro tipo de riquezas como puede ser la creatividad, la innovación, las ganas de crear y renovar, siempre desde el punto más solidario y humilde.
Hay que reconocer que es difícil llegar a ser lo que quieres ser o lo que tú crees que eres, que conforman nuestra realidad como mujeres. Se esperan muchas cosas de nosotras pero pocas personas nos darán la oportunidad de ser nosotras mismas y no la imagen configurada por una determinada sociedad.
Que nos dejen escribir nuestra propia historia de la vida y no que nos digan como tenemos que vivirla como personas libres que somos.