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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 25 de abril de 2024

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La escuela pública, ¡claro que sí!

En una sociedad en la que todo se compra, en la que la manipulación se encuentra allá donde miras, debería reforzarse todo lo posible que la población sea educada lo mejor posible, que los ciudadanos respondan a su función y puedan enfrentar todo esto mediante un sentido crítico y reflexivo.

 

Sin embargo, actualmente estamos asistiendo a un proceso contrario. Vemos que cada vez se producen más recortes,  muchos estudios públicos post-obligatorios ya no son accesibles para todos, recortes que cada vez se aproximan más a la educación obligatoria. Provocándose así un atentado contra la propia constitución española, donde el Estado tiene la obligación de proteger una educación de calidad dirigida a todos los ciudadanos sin excepción. Una educación donde todos tengan las mismas oportunidades, independientemente de su nivel socio-económico, lugar de residencia, raza, sexo...

Toda sociedad en su proceso natural de crecimiento, ya sea económico, intelectual o moral, opta por mejorar la calidad y accesibilidad de la educación para todos, y a edades cada vez más tempranas. Ya que la educación es entendida, no solo como una inversión en capital humano, sino como una forma de mejorar la condición humana, formando personas en sus dimensiones más profundas. Esto lo comprobamos desde tiempos inmemoriales, en sociedades antiguas como la griega donde ya Pitágoras en el siglo VI a. c, afirmaba la gran importancia de la educación en cualquier sociedad. Afirmando que la educación fomenta el raciocinio humano, con la siguiente frase: "Educad a los niños y evitareis castigar a los hombres"

Con esto es necesario cuestionarse: ¿Quiénes son los grades perjudicados en todo esto? La respuesta es sencilla y seguro que ya la habéis descifrado, las personas con menos recursos, que tienen mayores dificultades económicas, materiales o de patrimonio, que no podrán llevar nunca a sus hijos a un maravilloso colegio privado, serán lo mayores perjudicados del abandono de la escuela pública. Si estas personas ya tienen dificultades para superar una movilidad social ascendente, el Estado está eliminando la mejor oportunidad, y la más accesible, que tienen para mejorar su situación social por sí mismos.

La educación es el corazón que bombea el civismo social, no acabemos con ella.

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ISSN: 2172-9204