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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 18 de abril de 2024

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(¿H) Ay, Esperanza… (?)

"Sabemos que les estamos pidiendo un esfuerzo especial, es verdad, pero veinte horas son en general menos de las que trabaja el resto de madrileños" (Esperanza Aguirre y Gil de Biedma).

 

Ay, Esperanza... Algún día me encantaría que me explicaras esta frase, porque creo que me he perdido algo. Casualmente, aunque no creo que te importe, trabajo en educación, y hasta ahora nadie me había contado ese cuento del profesor. Sí, ¡hombre! Ese que cuenta, que uno llega a su centro, se mete en un aula, y en cuanto acaba de impartir sus clases se va a su casa a descansar. ¿Dónde lo escuchaste? ¿Es por eso que piensas que de ese cuento viven los maestros? Pues imagina cómo me he quedado, cuando mi realidad en los centros es otra. Te la voy a contar.

La mayoría de mis compañeros preparan sus clases antes de meterse en el aula, sí. Son horas de trabajo en el mismo centro, en casa, en bibliotecas, en librerías, en jornadas, y más lugares aún. Y es un tiempo precioso, no lo obvies, por favor. Es muy bonito buscar la manera de transmitir conocimientos y valores a un alumnado que tristemente en demasiadas ocasiones está muy desmotivado. Somos como pequeños investigadores, especialmente en esa búsqueda de metodologías que hagan posible que enganchemos a nuestros alumnos pasando por la lengua, la historia, las ciencias, la música, etc. Otras veces, el asunto es más peliagudo. Por ejemplo, cuando tu especialidad es de matemáticas y te toca dar educación física, o cuando eres de lengua y te toca dar música... Sí, esto también pasa porque así lo manda la administración, que por cierto, es desde ahí desde donde tú hablas, ¿no? Imagínate a esa persona estudiando sin parar algo que no ha tocado en su vida... Bueno, pues vamos a ir sumando este tiempo tan bonito, a veces, a esas veinte horas.

Después, reuniones de coordinación, las que quieras. Cualquier momento es bueno para que profesionales que trabajan con personas hablen sobre ellas. ¿No crees? Nuestros alumnos suben y bajan su rendimiento, otras veces pasan malas temporadas, otras no vienen a clase, otras acuden al colegio sucios y sin desayunar, otras se pelean, otras necesitan ayuda para pensar en su futuro, otras desafían a los profesores, otras veces los cuadernos están vacíos porque no trabajan en casa, otras veces rompen equipamiento del centro, otras se esfuerzan y no consiguen buenos resultados... y tantas, y tantas situaciones más. Todas, sí, cualquiera de ellas nos preocupan, y mucho. Por eso nos tenemos que reunir, porque así podemos hablar de lo que ha ocurrido y pensar en cómo debemos intervenir como equipo educativo. Más horas que sumar. Entre tanto, los exámenes se tienen que hacer y corregir. Otras poquitas horas más.

Luego, mira por donde, las familias quieren conocer a los tutores de sus hijos, y viceversa. ¿Y a ver cómo les dices que no? Ayss... dependiendo del caso pueden ser reuniones tan distintas... Pero bueno, que aquí estamos hablando de horas, y si en cada clase hay veintitantos, pues vamos echando cuentas, sabiendo que a veces hay familias a las que necesitamos ver con cierta frecuencia.

Y qué más... ¡sí! a veces nos gusta irnos de excursión, porque alguien dijo que es algo muy bueno y muy positivo, y esto hay que organizarlo... Y se hace buscando teatros, parques naturales, visitas turísticas, conciertos, recintos con animales, circuitos de educación vial... y llamando, y enviando, y contratando, y reuniendo,... Otras, pensamos en programas que poner en marcha en los centros, por esas situaciones que mencionaba antes... sobre convivencia, refuerzos y apoyos, apoyo lingüístico, planes de acogida, sesiones con familias...  ¡y vaya sí hay que trabajar en eso! Otras todo el centro se pone de acuerdo para celebrar algo tan bonito como el día de la Paz, otras nos apetece participar en algún proyecto a nivel nacional y compartir experiencias con otros centros educativos ¡incluso del extranjero!... y todo hay que diseñarlo.

Como tú bien dirías, Mire usted Esperanza, yo no le puedo decir cuál es el número exacto de horas que un profesor y maestro trabaja a la semana. Pero sí sé que son más de veinte, unas cuantas más de veinte.

Pero lo grave, es que esto no es lo grave. Con esas dos horas más por profesor, para ¡por favor, llegar a trabajar veinte horas a la semana! en cada centro la plantilla de profesorado disminuirá significativamente. Y jugar con esto, es dramático. La realidad, y en definitiva las situaciones que vivimos en los centros son muy complejas, tanto como la vida. Y eso lo entiende todo el mundo. Al menos, los humanos sí. Siempre que queramos, claro. Son las situaciones que antes comentaba, y aunque no te lo creas, no se resuelven ni con matemáticas, ni con lengua castellana por mucha excelencia que tenga el centro. Más bien son las horas de tutoría (sí, aquellas que has empezado a despedir) las que bien llevadas pueden acercase a resolver esos conflictos. No sé si me voy de tema, pero tengo ganas de decirte que un conflicto tiene tanta fuerza educativa cuando de él se aprende, que pasar de ellos me parece escandalosamente lamentable. Además, que aquí no hay Mr. Proper que valga, los conflictos han estado, están y estarán siempre... ¿es que tú no tienes? La diferencia es que a nuestra edad somos más autónomos para saber qué hacer con ellos, pero cuando se es un niño pequeño o un chaval de trece años, no. Son mucho más indefensos, tan vulnerables... que por ello, una de las tareas de la educación es ayudar a crecer como personas, es decir, estimular el desarrollo personal y social de nuestros alumnos. Creo que entre tanto como tendrás, se te habrá olvidado. Pero entonces, luego no digas que para tí la educación es un pilar básico en un país, o bueno, comunidad.

Pero a lo que iba en un inicio, la disminución de profesorado se lleva por delante algo más, aparte de los puestos de trabajo. Los programas que antes he mencionado son posibles gracias a horas complementarias (horas no lectivas, es decir, horas en las que no se da clase). Cuanto más grande es la plantilla de un centro más horas complementarias hay, y más posible es llevar a cabo este tipo de actuaciones. La bajada del número de profesores es una medida tan radical, que pone en peligro todo lo que no sea estar dentro del aula impartiendo materia. Empiezo. Programas de refuerzo y apoyo dirigidos al alumnado que tiene dificultades de aprendizaje, y no sigue, o lo hace con mucha dificultad el ritmo del aula; programas sobre convivencia (alumnos ayudantes, tutorías entre iguales, mediación, club de amigos, etc) dirigidos a todo el centro, y que han demostrado (y esto no lo dicen los teóricos, que también, sino los años de experiencia) que sirven para canalizar situaciones potencialmente problemáticas, y aprender a convivir, además de proteger a los alumnos que más dificultades tienen para relacionarse con los demás, y que por otra parte, son blanco fácil de otro tipo de comportamientos de riesgo; Programa de Tutorías Individualizadas dirigidos a alumnos que por circunstancias personales, socio-familiares, escolares... necesitan que alguien más, aparte de su tutor, esté pendiente de él; Programas de Apoyo Lingüístico dirigidos al alumnado recién llegado de otros países que se incorpora a los centros sin conocer el castellano; Programas de dinamización de bibliotecas dirigidos a estimular el gusto de la lectura a todo el centro,... Hay más, pero con estos cinco ejemplos, pienso que se puede empezar a meditar sobre el futuro de los centros.

Me sorprende y mucho, cómo una política española como Esperanza Aguirre, que representa a una comunidad entera, puede sesgar tanto las palabras cuando habla y manifestar públicamente tanta ignorancia con respecto al ámbito educativo. O cómo otra política española, Dolores de Cospedal, puede hablar de "coste 0". Para mí, todo lo que he escrito ya es costoso, pero si lo que quiere es hablar de euros, puede servir de ejemplo un niño o niña que tenga dificultades en lecto-escritura, y al no poder recibir horas de refuerzo, tenga que pagarse su profesor particular. Y hasta donde yo sé, eso cuesta dinero. Así que, no mientas Dolores. Y este caso, no será tan dramático, como el del niño que no pueda permitirse nada de eso. Y así, desde pequeñitos, es como vamos construyendo nuestras historias de vida... y de esto sí que estoy segura, mañana somos de lo que aprendemos hoy. Y lo que aprendemos hoy, es un poco, o un mucho, responsabilidad de todos. Supongo que si lo han hecho, dos políticas podrán hablar así, pero al menos, que no me tomen por gilí.

Me siento mal. Yo sí creo en la educación. Cuando pienso en el futuro de los centros, estoy pensando en las oportunidades de los alumnos. Para mí, es lo mismo. Bueno, creo que he escrito una obviedad, y que llevo un rato intentando hablar de JUSTICIA.

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