La danza es una construcción de la personalidad. Un modo de interpretación de las propias emociones que se traduce en movimientos expresivos socializados.
S. Vignoli
El aparato auditivo de un bebé termina de desarrollarse aproximadamente el tercer mes desde el comienzo de la gestación, a partir de ese momento empieza a captar los sonidos intrauterinos y desde la séptima semana de embarazo, el bebé se mueve en el vientre de su madre: danza.
La danza ha formado parte de la Historia de la Humanidad desde el principio de los tiempos. Muchos pueblos a lo largo del mundo y los tiempos, han utilizado la danza como medio de expresión y comunicación con la naturaleza, los dioses y el alma.
Ya que la danza puede servir como medio de expresión por qué no utilizarlo como medio alternativo con fines terapéuticos.
La danzaterapia se basa en la concepción del cuerpo como una unidad formada por tres partes: cuerpo, mente y alma, que interactúan constantemente unas con otras. Esta técnica parte de la premisa de que mediante el uso psicoterapéutico de la danza y el movimiento, se puede lograr la integración de las tres partes: los procesos cognitivos, corporales y emocionales del hombre.
Rudolf von Laban fue uno de los participantes en el nacimiento de la danzaterapia en la Alemania de los años 20. Desde entonces se ha ido descubriendo un amplio abanico de posibilidades terapéuticas: personas con trastornos psíquicos, niños con necesidades especiales, tratamientos contra adicciones, tratamiento de pacientes que han sufrido grandes cambios físicos (ceguera, amputaciones...), etc.
En nuestra cultura cimentada sobre la palabra, no pensamos que existan hechos que no se puedan expresar a través de ella. Pues bien, la danza es la vía alternativa de expresión. La danzaterapia permite exteriorizar a través del cuerpo aquellas emociones que no se pueden expresar de otra manera, de forma que al exteriorizarlas podemos ser conscientes de su existencia y así podemos encontrar la manera de lidiar con ellas y aprender a manejar las futuras. Mediante esta conexión movimiento-emoción se consigue también que una mejora de la postura o los movimientos se traduzca en una mejora de las actitudes. Por tanto, hay un doble beneficio de dentro hacia fuera, mediante la expresión de sentimientos, y de fuera hacia dentro, adquiriendo nuevas formas de comportamiento a partir de cambios en los movimientos.
La danzaterapia por tanto, tiene una gran cantidad de beneficios como pueden ser el aumento de la autoestima, el desarrollo de las reacciones de confianza y el aumento de las conductas de afrontamiento adaptativo, además de que sin duda, danzar nos permite soñar con los pies.