En el pasado febrero uno de esos sujetos de las llamadas "agencias de calificación", a los que nadie califica como lo que son, dijo que había que recortar mucho más en educación y sanidad y obedientemente, faltaría más, así se ha hecho.

La rebaja de la calidad de las condiciones de vida de las gentes sigue pues adelante. Los poderes reales de la especulación cobarde y secreta que empobrece, arruina, inculturiza, enferma e incluso mata - sólo hay que leer las noticias - siguen en su pretensión del dominio global del planeta. Y, particularmente, quieren hacer de nosotros lo que habíamos sido tradicionalmente: un país de servicios, como otros del gran sur europeo, al servicio de los desclasados y nuevos ricos de tierras lejanas, de las mafias corruptas de toda calaña, de los poderes inflexibles y de las ocultas manipulaciones económicas. No habían admitido de buena gana que sacáramos la cabeza, que les plantáramos cara, el servicio debía de estar donde había estado siempre, en el piso de abajo, entretenidos con los multimillonarios dioses del fútbol y felices en su humildad. Pero aquí no creemos en los mercados especuladores que, sin ningún tipo de contemplación ética o moral arruinan a las gentes corrientes sino en aquellos que se alzarán sobre la base del conocimiento, la educación universal, la cultura, la investigación y la innovación.

Pero Mayo ha sido, es y será un mes de resistencia. En el Uno de Mayo- festividad de San José Obrero- se oye de nuevo el clamor en las calles; El Dos, para Madrid, es la imagen histórica del levantamiento de un pueblo frente a los abusos y los atropellos extranjeros: Daoiz y Belarde capitanes de la dignidad y del heroísmo son el ejemplo simbólico. Mayo histórico francés cuando había que cambiar vida y sentimiento; Mayo hermano de la Revolución de los Claveles, que había entonado su "Grândola vila Morena" un 25 de Abril. 15 de Mayo- un año hace de indignación- también en Madrid. Mayo contra cualquier forma de totalitarismo amordazador. Mayo de futura mirada.

Sí queremos el sol en el rostro, rosas para los libros y claveles para los balcones, queremos paz y esperanza, una vida con tiempo para el amor de vivirla y tiempo para el trabajo productivo y creador de bienestar solidario.

No. No somos perezosos como piensa y manifiesta, sin pudor, la Señora de arriba; sabemos vivir mucho mejor que otros, trabajar, crear, amar y resistir. Y como nosotros somos, en primavera, como el árbol talado que retoña y porque aún tenemos la vida: ¡resistiremos!