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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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Photoplay: Arte y Psicología de la Expresión facial femenina

Ya sabemos que, en sus principios al cine se le reconocía bajo el nombre de Fhotoplay. Fotografía animada.

Y es con esta denominación como aparece en la apasionante obra de H. Münsterberg (1916): The Photoplay: A psychological Study. Se trataba de una obra innovadora, publicada en la editorial Appleton de Nueva York sobre un fenómeno, en aquel entonces, muy novedoso, un arte nuevo: El Cine. Y hemos de reconocer que es el primer estudio psicológico sobre un fenómeno nuevo de carácter emotivo, cognitivo y perceptivo que fundamenta en la acción de la imagen la lógica de su estructura y de su significado.

 

Hugo Münsterberg fue, en realidad, uno de los primeros en desarrollar estudios sobre lo que hora reconocemos como "Psicología del trabajo y de los recursos humanos" y que fueron publicados en su obra: Psychology and Industrial Efficiency (1913). Fue, también, uno de los discípulos de W. Wundt, el creador del primer laboratorio de Psicología Experimental, en Leipzig. En 1891 fue, a su vez, uno de los ponentes del decisivo: Primer Congreso Internacional de Psicología en el que estableció un importante vínculo con otro de los grandes: William James.

En la segunda décadas del siglo XX fue, cuando coincidiendo con el esplendor de la obra de Münsterberg, surgieron las primeras nuevas revistas sobre ese arte insólito. En 1911, en la ciudad de Chicago, sale de las rotativas: Photoplay un "film fan magazines". También en ese año de 1911, J. Stuart Blackton fundó una revista similar titulada Motion Picture Story. No obstante las fotografías de portada de esta última, nada tienen que ver con el arte, la belleza y la extraordinaria psicología expresada por los rostros de Photoplay. Verdaderas obras de talento artístico en un momento en el que no existía técnica "digital" alguna para conseguir ese extraordinario nivel de expresividad psicológica.

Pero sobre todo los fotógrafos y artistas de la revista supieron captar algo que hasta entonces no figuraba en las taxonomías de las emociones.

Es verdad que los músculos de la cara son capaces de interpretar un complejo número de emociones. Increíble realidad de una psicomotricidad facial que puede decodificar sutilísimos mensajes de la conciencia psicológica: tales como ira, repugnancia, desprecio, miedo, tristeza, alegría/felicidad, curiosidad, atención, entretenimiento, sorpresa, complacencia, culpa, orgullo, alivio, excitación, placer, compasión o generosidad.

Pero nunca, y creo que tampoco desde entonces, las imágenes fotográficas han sabido captar, con tanto acierto, la expresión de la seducción femenina. Siguiendo la línea de uno de los reclamos básicos de la imagen cinematográfica que busca atraer a los espectadores provocando en ellos, y en ellas, una persuasión irresistible hacia sus protagonistas favoritos. El cine y sus reclamos habían descubierto una de sus motivaciones esenciales: la seducción psicológica expresada en el rostro de las estrellas. De tal manera que incluso hasta el interés de los argumentos llegaba a ocupar un segundo plano.

En el próximo número nos centraremos en analizar, con la ayuda de Photoplay, cuales son las claves de los rostros de la seducción.

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