Aprende lo que tienes que saber si quieres liderar un equipo competitivo de hoy.

Las circunstancias actuales, en las que el trabajo en equipo se hace indispensable, exigen nuevos modelos de liderazgo en los que se valoren, no sólo las cualidades carismáticas del líder, eso era cosa del pasado, sino también y de una manera muy especial los aspectos éticos y estéticos, las perspectivas inspiradoras e innovadoras, así como la importancia de las relaciones afectivas y de la inteligencia emocional en la esfera psico-social.

Un buen líder, hombre o mujer, no ha de ser sólo una persona atractiva de carácter que inspire confianza y seguridad, un modelo agradable para la imitación (modelling), ha de tener capacidades extraordinarias para motivar a su equipo, para el contagio emocional, para implicarles de manera entusiasta en la tarea, para abrir sus expectativas y contribuir a la obtención de un alto rendimiento en el camino de la adquisición de los logros propuestos de manera colectiva. A mayor dificultad mayor entusiasmo.

Desde el punto de vista de la creatividad ha de ser capaz de asumir riesgos, de sacarle partido a la incertidumbre, y aprender de las equivocaciones - el ambiente no sólo nos proporciona excelentes oportunidades, también nos reta con sus graves riesgos y problemas-. El medio en el que nos movemos está en continuo cambio y hay que ser audaz para adaptarse, aprender de él y transformar los inconvenientes en ventajas.

Quien ostente el liderazgo ha de ser también una persona sensible a las opiniones de los miembros del grupo procurando transformarlas y orientarlas a partir de lo que de mejor haya en ellas.

Desde el liderazgo, y a partir de un procesamiento compartido de la información, se impulsará a la creación de nuevas dimensiones del conocimiento, de respuestas novedosas, de iniciativas sin explorar, se tendrá la imaginación necesaria para dar pasos por opciones inexploradas en lo que respecta a la planificación del esfuerzo y a la coordinación.

Se han de crear - además -, exponiendo claramente las estrategias de actuación, las condiciones favorables para que, a partir de un buen clima o atmósfera grupal, pueda experimentarse el éxito en las conquistas obtenidas e impulsando así los procesos de retroalimentación (feedback).

Desde un liderazgo adecuado se crean las condiciones para perfilar un grupo interconectado con eficacia, entrenado en su propio rodaje, solidariamente integrado y coherente en su conducta.

Pero tal vez lo más destacable es que la figura del líder acaba siendo compartida y se desvanece la tradicional posición jerárquica. Sobre todo cuando se delegan confiadamente funciones y se contemplan, impulsan y favorecen las diferentes formas y estilos de inteligencia de cada uno de los miembros del grupo.

Las condiciones actuales del trabajo, en entornos flexibles y dinámicos, exigen además un liderazgo a distancia, ya que los recursos multimedia permiten que un grupo pueda participar de manera activa, convencida y eficaz, en la distancia, cuando la proximidad y unión de los diferentes miembros no siempre es fácil ni posible. Hablamos, entonces, de equipos que actúan no siempre manera directa sino virtual. Aunque el cara a cara, en las reuniones periódicas, es más que aconsejable.

También se nos presenta ahora el reto apasionante de liderar adecuadamente equipos multiculturales en un contexto global.

Cada vez se tiene más en consideración, por lo tanto, el liderazgo de equipos virtuales, o lo que se ha venido en llamar: e-leadership.

En estos casos, a mayor dependencia de los recursos multimedia de comunicación - digitales y virtuales -, se hace necesario compartir más intensamente las ideas, la filosofía, los objetivos y la convicción en la tarea. Por ello la inspiración motivadora y las claves de identidad del grupo adquirirán, desde la perspectiva del liderazgo global y transcultural, un rango mucho más relevante.