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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 28 de noviembre de 2024

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La lógica de la acción fílmica

En sus orígenes el cine recibía el nombre de Photoplay.

Y con esta denominación aparece en la interesante obra de H. Münsterberg (1916): The Photoplay: A psychological Study. Se trataba de una obra innovadora Publicada en la editorial Appleton de Nueva York. Y hemos de reconocer que es el primer estudio psicológico sobre un fenómeno nuevo de carácter emotivo, cognitivo y perceptivo que fundamenta en la acción la lógica de su estructura y de su significado.

 

Ya unos años antes, en 1911, había aparecido, en la ciudad de Chicago, la pionera revista Photoplay, un "film fan magazines". También en ese año de 1911, hace ahora un siglo, J. Stuart Blackton fundó una revista similar titulada Motion Picture Story.

Y es que el cine es, en efecto y ante todo, imagen en movimiento.

Y la acción, también la cinematográfica, configura el pensamiento, la inteligencia y la lógica, sin olvidar su influencia en las emociones: el cine es acción y emoción. Emoción intensa y actuante.

Por ello hoy, más que nunca, podemos referirnos, como ya lo hicieran W. James y J. Piaget, a la construcción de una "lógica de la acción", vinculada con la emoción y la inteligencia, en la conciencia del espectador escolar y adolescente.

Piaget se reconoció, en este sentido, deudor de W. James y de una especie de "neopragmatismo" al reconocer que éste le brindó la idea de que el pensamiento hundía sus raíces en las primeras acciones del niño.          

"Después de leer a W. James - escribió - realicé un "esbozo de neopragmatismo" que, teniendo en cuenta la crítica racionalista de Reymond, tendía a mostrar que existe una lógica de la acción distinta a la lógica matemática" (Piaget, 1965/1970). Y esa es, a mi modo de entender, la lógica argumental del cine.

En una línea similar podríamos pensar en la construcción de una "lógica audiovisual, o fílmica de la acción".

Nos podemos preguntar, entonces, hasta qué punto la acción fílmica, muy vinculada al ritmo audiovisual, contribuye a configurar de manera específica el pensamiento del espectador infantil, escolar y adolescente.

Desde el punto de vista de la psicología epistemológico genética, esa "lógica de la acción" no ha sido suficientemente explorada en su relación con la imagen multimedia.

La idea de que la acción en sí misma admitía una lógica se constituyó en una de las bases centrales del pensamiento piagetiano: "La lógica procede de una suerte de organización espontánea de los actos" (Piaget, 1952).

Piaget asume, por tanto, la tesis pragmática de que las ideas, nosotros añadimos también a las emociones, participaban de los hábitos de acción; "hábitos de acción" que ahora el espectador más joven adopta a partir de su interacción perceptiva con el mundo audiovisual en todas sus posibilidades y manifestaciones.

No nos resulta difícil considerar, a partir de estos presupuestos, que la dinámica de la acción cinematográfica y multimedia crea "hábitos de acción" que configuran claramente la inteligencia, la percepción, la concepción del mundo y las emociones del joven espectador interactivo, participando en la arquitectura de una lógica fílmica que, entre otras cosas, haría prevalecer los elementos dinámicos sobre los reflexivos.

Las pautas sobre las que el niño reconstruye lo visto en una película se constituyen generalmente sobre los fundamentos esquemáticos de la acción, y no sólo cuando es más pequeño. En nuestras experiencias no duda en mostrarnos el argumento del film con todo un expresivo alarde de medios y recursos físicos cargados de una intensa expresión emocional.

Los fenómenos de acción, tan significativos en la iconografía fílmica actual, constituirían los elementos básicos de esa lógica a la que nosotros, en sintonía con los planteamientos de Piaget, hacemos referencia y que denominamos "lógica de la acción fílmica", y que formaría parte inseparable de lo que yo he denominado "inteligencia fílmica".

Las imágenes de la acción, que plantean el ritmo y el dinamismo del relato cinematográfico, son también imágenes del pensamiento y también ellas explican, en la infancia y en la adolescencia, los sentimientos y la orientación de la voluntad emocional.

Consecuentemente podríamos también ahora pensar en una "Teoría Epistemológico Genética Multimedia sobre la base de la lógica de la acción audiovisual".

Desde la lógica de esta teoría podríamos enunciar la siguiente ecuación:

 

Inteligencia fílmica = acción + significado.

 

La publicidad actual consciente de la capacidad comunicativa de la expresión de la acción, gestual y corporal se sostiene en ella para transmitir reclamos publicitarios destinados a todas las edades y muy especialmente a la infancia. Si yo quiero publicitar para los niños un determinado juguete no sería suficiente mostrar su imagen estática, sería más bien preciso ofrecer la imagen lúdica dinámica del niño que interactúa con dicho objeto, o dar movimiento ilusorio a ese objeto aunque carezca de él.

Evidentemente, y tal y como destacaron Bianca y René Zazzo, existe una importante relación entre la acción del film y "la movilidad perpetua de la corriente de pensamiento".

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