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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Viernes, 19 de abril de 2024

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Cisne Negro

Hace mucho tiempo, mucho tiempo, que una película no me mantenía con el aliento cortado desde el inicio hasta el fin de su metraje. Esto es lo que me sucedió el otro día cuando fui al cine a ver "Cisne Negro", la última película de Darren Aronosfky, un genio de los universos crudos y obsesivos, como ya plasmó en su conocida "Requiem por un sueño".

 

Lo unico negativo de mi visionado fue la masiva presencia de individuos en las butacas colindantes, ya que no se me ocurrió otra cosa que ir a ver la película el día después de que a la actriz principal, Natalie Portman, le fuera otorgado el Oscar de Hollywood por la brillante interpretación que lleva a cabo. Y no es para menos. Además, otro de los atractivos de esta película es poder ver de nuevo en acción a Winona Ryder, a la que ya dábamos todos por desaparecida del celuloide.

La película relata la historia de Nina, una bailarina de ballet clásico obsesionada con la perfección técnica y el trabajo duro que supone el hacer carrera en ese mundo. Criada por una madre que la separa del mundo real, Nina se ve en un grave problema cuando a la perfección de sus movimientos ha de añadir la pasión, la emoción, que requiere cualquier interpretación para pasar a los anales del imaginario social. La vida que ha llevado a cabo ha estado tan desprovista de pasión, que el camino para conseguirla se le hace durísimo. En ese camino, Nina irá descubriendo algunas facetas de su personalidad que en ocasiones no nos resultan nada agradables, y que te mantienen anclado a la silla como hasta el día del juicio final.

Se inicia todo con una coreografía de "El baile de los Cisnes" de Tchaikovski, y la música que la acompaña es el magnífico empiece de la obra. Y es en torno al universo del ballet clásico donde se desarrolla toda la trama. Lo que se inicia con baile termina, después de un incierto camino, con baile. Nina, la protagonista, forma parte de una compañía de ballet clásico que va a poner en pie una nueva versión de la obra de Tchaikovski, y a lo largo del proceso de ensayos, se sumergirá en una búsqueda de la perfección que acaba con el ideario de su vida anterior, cercana a la clausura familiar.

No quiero dar más detalles porque no quiero estropear la emoción que supone el ir descubriendo los entresijos del magnífico guión en el que se construye la película, el cual, sin embargo, y sorprendentemente, no ha sido nominado a los Oscar, aunque a mí me pareció  soberbio e intachable. Pero en fin, ya sabemos todo lo de político e interesado que tiene el mundo de los premios cinematográficos. A lo que sí ha sido nominada la cinta ha sido a Mejor Película y Mejor Director, aparte de, como hemos dicho, a Mejor Actriz Principal, único galardón que ha conseguido.

Aconsejo a cualquiera que le guste medianamente el cine, y de ahí para arriba, que no se pierda esta obra de arte, porque pasarán muchos años hasta que puedan ver una película tan completa, en todos los niveles, como ésta.

Al salir, uno se pregunta si las magníficas coreografías que lleva a cabo Nina, la protagonista, han sido realizadas por Natalie Portman o bien por una doble. Pues bien, la verdad es que esta actriz ha ganado su primer Oscar no de forma gratuita, ya que es ella misma, con un duro trabajo, y retomando las clases de baile que dejó a los doce años, la que lleva a cabo los bailes de ballet clásico que vemos en la película. No tiene desperdicio. Técnica y emoción por iguales. Un final trepidante que cuando termina te hace preguntarte... ¿Por qué no sigue? ¿Por qué ha tenido que acabarse aquí? ¿En qué consiste la vida? ¿Existe la perfección? ¿Cómo conseguirla?

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