Hänsel und Gretel es una de las más antiguas leyendas populares que los hermanos Grimm transformaron, suavizando su contenido ya de por sí truculento, en uno de sus cuentos de hadas para niños, a los que pusieron el título de "Cuentos infantiles y del hogar". Anteriormente Charles Perrault, en sus "historias y cuentos de los tiempos viejos" ofrecía versiones mucho más desgarradoras que las de Jacob y Wilhelm Grimm. Perrault escribió "Pulgarcito" una historia un tanto similar a la de Hänsel y Gretel, también el pequeño es abandonado en el bosque a causa de la pobreza extrema familiar y también él se ve en la necesidad de utilizar las miguitas de pan con un resultado igual de lamentable, en este caso la bruja es sustituida por la figura del ogro. La historia de Hänsel un Gretel fue también llevada a la ópera en1891 por Engelbert Humperdinck.
Hace ya años, los nombres de los hermanos Hänsel y Gretel se cambiaron por los de Pedro y Margarita para tratar de acercar más estos personajes a los niños españoles, que impresionados y asustados podían oír estos cuentos a través de las grandes radios que ocupaban un lugar central en los hogares.
Hänsel y Gretel eran los hijos de un pobre leñador. Su situación era tan desesperada que una noche la esposa convence a su marido para que los niños sean abandonados en lo más profundo del bosque, ya que - como ahora sucede en demasiados hogares - se veían con muchas dificultades para alimentarlos.
Los niños, víctimas de la carencia precoz de los cuidados maternos, son llevados a la espesura de la noche, pero Hánsel - que había descubierto previamente la amenaza - había tomado la precaución de colocar piedrecitas para reencontrar el camino de vuelta a casa.
La desconsiderada mujer del leñador volvió al empeño llevando a los hermanos mucho más lejos para tratar de impedir así su viaje de vuelta. Como ya no podían utilizar el truco de las piedras no tuvieron otro remedio que usar miguitas de pan para garantizar el regreso. Pero los pájaros, esta vez, contribuyeron a que el desesperado recurso acabara en fracaso.
Dos días después, cuando ya se encontraban vencidos por el hambre, otro pajarito señaló con su canto el lugar de una casita hecha de jengibre, chocolate y azúcar. Pero no era más que una trampa urdida por una vieja bruja - las brujas son siempre viejas, malas y feas en los cuentos de los Grimm - para atraerlos, secuestrarlos, cocinarlos y devorarlos.
Todos los días la bruja caníbal quería comprobar si los niños habían engordado lo suficiente para darse un buen banquete con ellos, y, para comprobarlo, ordenaba a Hänsel que sacara un dedito por entre los barrotes del establo en el que los había encerrado, pero éste - astuto como Ulises- le engañaba sacando un hueso recogido del suelo, tal vez de algún otro niño desdichado que había ya corrido la suerte que les aguardaba.
Finalmente, un buen día, la bruja decide comerse a Hänsel y manda a Gretel para cerciorarse de que el horno estuviese listo para cocinar. Pero lo niña, astutamente, logra que la bruja se asome para comprobarlo y de un golpe certero la empuja hacia su interior. Una vez que hubieron acabado con la bruja, registran la casa y encuentran en ella un maravilloso tesoro con el que vuelven a casa. Ya no los desahuciarían, fueron felices y comieron perdices.
La lectura psicológica de esta popular historia resulta muy interesante. El "el abandonismo" se considera en psicología infantil dentro del contexto de las carencias afectivas, sociales y familiares.
Uno de los temores básicos de la infancia es precisamente el de llegar a ser abandonado o expulsado del hogar. Situación que se reproduce con extrema crueldad en niños que en la actualidad se han visto obligados a salir de su núcleo afectivo-familiar por causa de un desahucio, o en adultos, que en tales circunstancias, reviven con ansiedad extrema esas emociones infantiles que no han abandonado nunca nuestra esfera afectiva.
Los temores pueden alcanzar dimensiones psicopatológicas y transformarse en "neurosis" siendo la "neurosis de abandono" una de las más significativas de esta Edad Infantil. Estos niños viven la experiencia de la falta de afecto como un riesgo de desahucio del hogar familiar, y ofrecen una gran avidez y reivindicación afectiva que se expresa como una necesidad neurótica de dependencia.
Nos encontraríamos, por tanto, ante lo que podemos interpretar cono un cuadro de patología carencial, en el que la actitud desatenta, de alguno o de ambos progenitores, y el temor traumatizante de abandono, que incluso puede ser más significativo en la vida imaginativa y de fantasía del niño que en la propia realidad, estarían condicionando los elementos básicos de una neurosis de abandono.
Se trata de una alteración psicológica importante con consecuencias de carácter psicosomático tanto en la esfera física - trastornos del sueño, oro-alimenticios, falta de concentración, torpeza e hiperactividad - como en la vida psíquica con disfunciones en la esfera volitiva y cognitiva.
Reivindicación y dependencia afectiva caracterizarían la posterior evolución de la personalidad de algunos niños. Mientras que otros podrían evolucionar hacia una "ceguera o indiferencia afectiva" por privación, que los haría solitarios y socio-emocionalmente fríos e indiferentes, para quienes amar o ser amados carecería de sentido, no pudiendo dar ni recibir amor.
El sentimiento de abandonismo se explica pues a partir de la necesidad que un niño inmaduro tiene de la presencia de la madre, ya que éste necesita un punto de referencia para organizarse y para orientarse en todas sus funciones psicológicas y la madre es ese punto de referencia.
Pensemos en lo traumático y estresante que puede resultar para un niño un afluir de sensaciones múltiples y dispersas si no las puede organizar en relación a la figura materna, figura afable y amorosa, omnipresente en la conciencia del niño, incluso en ausencia de ésta. El intento de regreso no es otro que el de restablecer el vínculo, el camino a casa, el referente perdido del mundo afectivo, por eso resulta tan angustioso para los niños lo dificultoso del regreso, la angustia no es tanto el peligro de ser fagocitados por el abismo de las fauces de la bruja como el de la pérdida definitiva del objeto y objetivo primario del amor.
Por ello tanto la madre biológica, como los sustitutos psicológicos maternos, aquellas personas importantes con las que se establecen posteriores vínculos afectivos, van a jugar -en la psicología profunda - un papel trascendente a la hora de interpretar los estímulos emocionales y la calidad del clima afectivo.
También es verdad que, a partir de una incapacidad relacional provocada por la patogenia carencial, sería posible admitir - tal y como se expresa en la espantosa película "Hansel y Gretel, cazadores de brujas" (2013) - la posibilidad de evolución, desde la insociabilidad, hacia una personalidad psicótica e incluso delictiva que tendría su etiopatogenia en una agresividad que no ha sido posible contener y encauzar socialmente.