Primero nos dijeron que "habíamos despilfarrado demasiado" y que, por ello, debíamos sufrir el castigo de la rebaja de nuestra calidad de vida. Después que si teníamos que vivir peor era porque "no había más remedio", que - en definitiva - era por nuestro bien. Como en aquella secuencia de esa película extraordinaria de la historia del cine español "El verdugo", de Luis García Berlanga, en la que se ve cómo el carcelero conduce al preso, con pasos débiles y vacilantes, hacia el vil garrote vil y le dice: "¡Venga hombre que es por su bien!".
“Medidas de austeridad” y el sentido de la democracia