Llama la atención que un arte tan educativo como el teatro no tenga representación en la facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. ¿Qué es lo que falla? ¿Por qué nadie se ha comprometido con la creación de una compañía estable como sucede en otras facultades? El teatro es un arte que abre la mente, aligera el cuerpo, quita tensión a la expresión, facilita la transmisión de las ideas, enseña a través de la experiencia y nos ayuda a posicionarnos como personas en la sociedad. El teatro fomenta el diálogo real y las inquietudes filosóficas, aptitudes humanas relegadas a espécimen de extraña comprensión por las nuevas tecnologías. Y pese a permitir abiertamente la incursión y experimentación con estas nuevas tecnologías, desde el teatro se reencuentra uno con esos seres en peligro de extinción como son el gusto por la lectura, la gramática de la escritura, el ritmo interno de las narraciones y la vida creadora de las palabras. Desde el teatro aprendemos que estamos hechos de carne y hueso, que nuestro cuerpo y nuestra mente son cuasi infinitos y que la creatividad existe hasta en el movimiento que la brisa provoca en los pétalos de una flor. La práctica del teatro fomenta valores positivos como la cooperación, la autodisciplina, el respeto al trabajo de los demás, la importancia del silencio para la creación y el aprendizaje, la autocrítica, la aceptación de críticas ajenas, la superación de pudores y la certeza de que siempre hay alguien que puede saber más que nosotros (esto es, la humildad).
Manifiesto teatral