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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Domingo, 22 de diciembre de 2024

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Tentaciones

Tentaciones
De: Salro

Se quedó allí, paradoS. Como si hubiese mirado directamente a los ojos de medusa.

_ No puedo creerlo, es inaudito. ¿Acaso la tierra tiene forma de esfera? ¿Cómo puedes pensar que la ociosidad es del todo necesaria? En el tiempo de ocio, el diablo provee al hombre de vicios básicos y fomenta los ocultos.

 

_ Pero, señor, ¿no es del todo injusto pensar, que la única necesidad del hombre en este mundo es la dedicación al trabajo y a la oración? Todo hombre vivo y conocedor de las verdades de este mundo, es consciente del alcance de las gracias con las que Dios nos ha bendecido. Además, si están ahí, si existen, ¿no será porque el Todopoderoso pretendía que disfrutásemos de ellas?

_ ¡Estás en un error! _ gritó fuertemente.

Parecía que la vena de la frente le fuera a estallar de un momento a otro. Estaba tan enojado, que el color de su carra había traspasado la barrera del púrpura. Apretaba el cordón del hábito que rodeaba su gran cintura de tal forma, que parecía que quisiese partirlo.

_ ¡No es Dios quien pone al alcance del hombre semejantes astucias, sino el diablo! ¡Su intención y cometido es tentarnos y llevarnos por el camino del pecado! Tu alma, amigo mío, ya está condenada a los ojos de Dios. La Iglesia únicamente ejecutará sus deseos.

Haciendo una mueca de sonrisa, golpeó fuertemente con la mano en el apoyabrazos de su imponente trono y dijo:

_ ¡Que se dispongan los preparativos para la santificación de su alma! El fuego purificador, se encargará de expiar todos sus pecados.

Alargando el brazo apoyó la mano sobre el hombro del abad y susurrándole al oído le dijo:

_ Tengo entendido, mi buen amigo, que en esta abadía la hospitalidad es del todo satisfactoria para el acogido en ella, ¿no es así?

_ No tema, esta noche disfrutará de los placeres de la carne como no lo ha hecho en ninguna otra parte. Además, he mandado llevar a sus aposentos dos botellas del mejor vino y viandas suficientes para un regimiento.

_ Ahhhhh, ¡qué terrible cometido este que me ha designado el señor!

 

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