Un día antes
De:Cristina Jiménez García-Carpintero
En un lugar perdido de la selva amazónica vivía una tribu de indígenas no muy grande. Tan solo constaba de cuatro familias muy numerosas, de unos treinta miembros cada una. Por la tarde los niños de la tribu iban a jugar cerca del río. Tara y Lira, las más pequeñas, estaban muy vigiladas por sus correspondientes familias. Con nueve años, eran muy traviesas y les encantaba escaparse para hablar y mirar hacia el cielo. Por el día buscaban figuras en las nubes; por las noches, las formaban con las estrellas y la luna. No tenían mucha idea sobre astrología. Alguna vez habían escuchado hablar al sabio anciano sobre constelaciones, aunque eran demasiado jóvenes para entender de qué hablaban.
El día 15 de julio de 1969, Tara y Lira se volvieron a escapar por la noche, y como de costumbre, se fueron al río para observar detenidamente las estrellas. Ese día se les hizo muy tarde y se quedaron dormidas mirando la luna. Ambas tuvieron el mismo sueño. Un viaje espacial cuyo destino era la luna. Ninguna sabía que había pasado, sólo se les ocurrió ponerse a jugar en aquella superficie tan extraña. Tara escribió sus nombres en el suelo y de repente se despertaron sobresaltadas. No sabían que había sucedido; pero si intentaban explicarlo, nadie les creería.
Cuando fueron más mayores y su pueblo ya estaba más civilizado, se dieron cuenta de que habían estado en la luna un día antes que el resto de la humanidad; y que dos de las constelaciones más importantes llevaban sus nombres.