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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 31 de octubre de 2024

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El diario de...un día de Abril

A veces me gusta esto, no suelo hacerlo con frecuencia pero he de reconocer que en días así me libera, es un sábado cualquiera en la capital, un sábado sin más en mi vida, ha caído ya la noche por completo pero nunca diré que la ciudad duerme...

Y la ciudad no duerme porque siempre existirá una persona como yo, tirada en medio de la noche reflexionando, cogiendo papel, lápiz y escribiendo unos renglones, siempre me dije que no está demás plasmar tus pensamientos, tus ilusiones, tus sentimientos...

¡Ay! los sentimientos, quizás sean esos los culpables de estas frases, los culpables de ese "día así" que todos hemos tenido y por supuesto yo, después de este escrito, seguiré teniendo...

Ese día así es una mezcla rara, es una mezcla de alegría con tristeza, una mezcla de sabor dulce con amargo, es el resultado de un juego que uno no quiere que acabe nunca pero a la vez uno piensa que no debería haber comenzado, pero en mi caso ese juego comenzó...

Y comenzó porque siempre uno busca huir de la rutina, despertar motivaciones nuevas, diferentes, avivar ilusiones de niños aunque a la vez nos creamos muy maduros. Una madurez que en esto de los sentimientos no existe, aunque el juego no sea del todo correcto por las circunstancias ellos se mueven por impulsos, por atracción, por deseos...

Unos deseos que crecen y crecen a pesar de todas las barreras habidas y por haber, barreras que no ayudan a que este juego se desarrolle como realmente debiese pero que si no fuese por ellas ¿dónde estaría la emoción?...

La emoción se dispara y sinceramente ahora mismo no quiero ponerle freno, sería muy fácil levantarme de la mesa y decir: "No me conviene seguir jugando" pero ¿quién sabe en cada momento lo que si le conviene y lo que no?...

Puntos suspensivos y más puntos suspensivos, puntos suspensivos para un juego en el que las reglas han sobrepasado totalmente su límite, y es que yo jamás pensé que ante mi, iba a tenerla a ella. Ella, tercera persona del singular para algunos, primera persona para mis sueños...

Y soñar es gratis, y es allí donde puedo lidiar mi mejor batalla, puede que caiga yo primero o quizás ella, no lo se, lo único que se, es que el juego continua...

 

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