La luna comenzaba a asomar por detrás de las montañas, cuando ella comprendió la magnitud de la vida, lo que constituía que cogiéramos un tren u otro o salir cinco minutos antes, empezó a comprender la cantidad de cosas y ocasiones que había desaprovechado, las veces que no salió con sus amigos pensando en que estos estaban enfadados con ella.
La chica en su afán de encontrar a alguien para no sentirse tan sola conoció a un chico por el Chat, un chico de figura y porte elástico y que respondía al nombre de Muellin. Muy pronto se convirtió en su mejor amigo. Juntos iban al parque, al cine y a un montón de sitios. Muellin era su amigo hasta aquel día en que todo cambió.
Ella amaba en secreto a Muellin, le deseaba, pero él se encariñó con su mejor amiga, y ella se sentía traicionada. Decidió huir, dejar su pasado atrás y comenzar una nueva vida. Llegó a un pueblo extrañamente vacío. Decidió explorar.
Se respiraba un extraño aroma en el ambiente, dulce y cargante que hacía que su vello se erizara. Las ventanas vacías la observaban como grotescas máscaras. Al doblar una esquina un hermoso parque lleno de árboles quedó a su vista, majestuoso, enorme, silencioso y en el centro una estatua que le señalaba.