Por si acaso,
voy a desfilar ante el ojo de la aguja,
donde mira el alma en el espejo;
me disfrazaré de fábula,
escondiendo el hilo tras la nostalgia.
Por si acaso,
me compraré la sombra en los grandes almacenes
de la audacia,
y mitigaré su absurda necesidad de cristalizarse,
mirando el corazón opaco de mis sandalias,
que se escapan lejos de mi camino
y carnalizan las sombras de lo inmaterial.
Por si acaso,
trazaré la ruta de los sueños
en la compostura de lo bello,
para los amantes de metáforas.
Por si acaso tú asomas la mirada
al jardín donde el otoño se cansó de contar
los pasos, y otros caminos vegetales
brotan de tu beso de eterna inconsciencia,
donde la pulcritud de la encrucijada
es la respuesta eufemística
al crujir de las estaciones.
Y ya el reloj no llora,
y ya la lucha de la bombilla con la oscuridad
no tiene sentido.