Estimado maestro:
Llevo toda la vida oyendo hablar de usted, tan dentro y fuera de su británico país, como del mío, que no es otro, que el que tuvo mejor Siglo de Oro de las Letras, aunque pese a más de uno.
Estimado maestro:
Llevo toda la vida oyendo hablar de usted, tan dentro y fuera de su británico país, como del mío, que no es otro, que el que tuvo mejor Siglo de Oro de las Letras, aunque pese a más de uno.
Le he seguido en los sonetos, en las novelas y en el teatro, ¡Ah si levantara la cabeza! Vería, como sus obras son ahora representadas por mujeres; que las salas ya no se cierran por la peste, erradicada; que los empresarios se rifan sus historias; que da gozo, a siglos pasados, contemplar los ropajes de su época; que ya no hace falta para divertir al pueblo un perro en el escenario.
Sin embargo, me fascina, cómo al correr del tiempo siguen vigentes sus profundos personajes, sus largos diálogos, sus intrigas, sus meditaciones... ¡Ser o no ser, he ahí la cuestión! Y de tan actualidad son, que han sido llevados al cine.
¿Qué no sabe lo que es cine?
¡Ah si levantara la cabeza mi buen Shakespeare!
Una nueva forma de entretenimiento que ya tiene más de un siglo y por el que han pasado muchos romeos y julietas, que no como montescos y capuletos, sino a rumiar su amor en los oscuros patios de butacas.
Por cierto, ya que menciono el tema, pídole permiso para archivar, que no olvidar, su imagen tantas veces grabada en los libros y que siempre es la misma: un poco entrado en años, bastante serio y con frente despejada, para cambiarla por el retrato de faz amable, simpática, joven y fresca que de usted se hace en Shakespeare in love, que ha buen seguro, mi estimado maestro, ¡si levantara la cabeza!, daría por buena.
Y ya que no puedo despedirme diciendo, "en espera de sus noticias", pues si estas me llegaran me daría un pasmo, permítame al menos hacerlo diciendo: ¡Hasta la próxima adaptación y mucha mierda!
Pilar del Campo Puerta