Hoy mis amigas del equipo "pequeñas gotitas" y yo nos levantamos con mucho frío. El día está nublado y ya empiezan a verse nuestros amigos los rayos. El ambiente es tenso y chocamos con otro algodón donde habitan muchísimas más gotas. Nos invaden y atacan los soldados granizo. Nosotras rápidamente nos ponemos nuestro abrigo blanco y nos disponemos a caer con nuestro pequeño paracaídas. Nos tiramos y cuando pasamos la neblina observamos que aterrizaremos
en las grandes montañas del llamado Pirineo.
Hoy mis amigas del equipo "pequeñas gotitas" y yo nos levantamos con mucho frío. El día está nublado y ya empiezan a verse nuestros amigos los rayos. El ambiente es tenso y chocamos con otro algodón donde habitan muchísimas más gotas. Nos invaden y atacan los soldados granizo. Nosotras rápidamente nos ponemos nuestro abrigo blanco y nos disponemos a caer con nuestro pequeño paracaídas. Nos tiramos y cuando pasamos la neblina observamos que aterrizaremos
en las grandes montañas del llamado Pirineo. Al caer nos juntamos y formamos una capa por el
suelo. Allí conocemos al equipo "copos de nieve" que son muy guapetes y nos invitan a estar con ellos. Al levantar la vista observamos que estamos rodeados por esquiadores que se deslizan a gran velocidad; nos pasan por encima, se escucha música a gran volumen y a nuestro abrigo blanco se le derrite el relleno. Pasan los días, cada vez hace más calor y hay menos esquiadores. Alguna de mis amigas tiene un novio de los copos pero se acerca la primavera y llega el momento de marcharnos; este año pocos somos los que hemos bajado y los ríos y riachuelos por los que viajaremos serán muy delgados. Ya es marzo y este año el calor aprieta desde muy temprano. La temperatura hace que perdamos nuestros abrigos por lo que nos volvemos delgadas transparentes. En gran avalancha nos juntamos y llegamos a los riachuelos y ríos ¡qué mareo! Muchas nos perdemos e intentamos sobrevivir al calor, pero a más de una le toca volver a subir a los algodones para viajar a otros destinos. Este año el planeta sufre un gran cambio, pero son las personas que lo habitan las únicas que pueden ayudar a que nosotras, esas pequeñas gotitas, bajen todos los inviernos a esos preciosos Pirineos.
Carmen Ruiz de Clavijo Martínez