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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Viernes, 10 de mayo de 2024

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¿Humanismo o humanismos?

 

El término humanismo ha ido inseparablemente unido al de renacimiento. Sin embargo, tal y como demostró el profesor Panofsky en su"Renacimiento y Renacimientos", no hubo un único renacer de la cultura clásica, sino varios, en diversos momentos de la historia. Si aceptamos la tesis de Panofsky, habríamos de deducir que tampoco hubo un único humanismo, sino muchos, distribuidos en diversos momentos del pasado, ya que la cultura clásica grecolatina y los valores antropocéntricos sobre los que se sustenta, son un todo indisoluble desde su conformación en la Grecia arcaica y clásica, allá por los siglos VIII - V a. de C. Desde una perspectiva histórica definimos el humanismo como el movimiento intelectual que dominó en Europa entre los siglos XV y XVI, que revalorizó la dignidad del espíritu humano, enlazando la cultura tardo-gótica del siglo XV, con los ideales de la antigüedad grecolatina. El principal cambio fue el tránsito de un mundo teocéntrico (el de la Edad Media s. V-XV), en el que la Iglesia proponía los ideales que fundamentaban las sociedades, a un mundo nuevo en el que el hombre proponía unos nuevos ideales que le daban un protagonismo hasta entonces nunca conocido por la humanidad (de ahí las grandes personalidades del renacimiento). Por esta razón decimos que el antropocentrismo devolvió al hombre a la exaltación de los valores humanos, al tiempo que se convertía en el fundamento de nuestra sociedad. Ese cambio es fundamental para entender el arte, la cultura, la literatura y, en general, para comprender el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna. En realidad, sin los cambios operados en el siglo XV es imposible entender nuestro mundo actual. Por encima de todas estas transformaciones, el cambio más profundo se operó en las mentalidades. El hombre dejó de sentirse minúsculo, para pasar a sentirse el centro del mundo y dueño de sí mismo y de su destino, sin que ello signifique que dejase de creer en Dios, dado que el humanismo del siglo XV y XVI era un sistema de pensamiento cristiano, es decir, el hombre se entendía a sí mismo como la obra maestra de la creación y, en consecuencia, como la más brillante obra creada por Dios. Ese hombre nuevo, protagonista del renacimiento, es el creador de un nuevo lenguaje estético profundamente individual, en el que nos reconocemos plenamente. Magnífico ejemplo son las obras de Leonardo, Piero della Francesca, Miguel Ángel Buonarotti, Bramante, Donatello, Rafael, Erasmo, Maquiavelo, Luis Vives, Arias Montano, etc. Todos ellos son partícipes de la conformación de un lenguaje intelectual y estético hecho a la medida del hombre, basado en el canon de belleza clásico, es decir, basado en la búsqueda de la armonía de proporciones de las partes entre sí y del todo consigo mismo. Hoy vivimos la era de la tecnología y quienes nos dedicamos a la enseñanza, yo particularmente así lo deseo, esperamos que los valores humanos, cuya validez es a mi juicio universal, no queden subsumidos en las máquinas, ni en el devenir materialista que nos rodea, y que el humanismo siga sustentando nuestras sociedades occidentales y, ¿por qué no?, la mayor parte de nuestro vivir diario.

 

 

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