Tríptico
a G.Trakl, en los noventa años del fin de la I Guerra Mundial
I
Ningún baño de dolor retiene la caída de tus brazos,
láminas
en el pulso las fuentes del oxígeno se enredan
descompuestas
las cabezas a ras del sueño miran las manchas azules del horizonte.
II
Gota por gota, los antifaces cubren todas las señales,
las manos están abiertas a las rocas que sostienen con cansancio,
para acabar cuanto antes la tarea que nos ahoga,
para evitar saber que el vuelo en círculos del buitre indica fin
y llanto, celebración, y mar y olvido.
III
Todavía es temprano para el invierno, en los ríos
corre veloz el sueño de la serpiente sin piel.
Silencio: en un corro, los ancianos
sacan de sus cabezas la piedra de la locura.
En tiempos de guerra
Gargantas afiladas como cumbres de montañas de neumáticos,
no puedo obtener de ellas más que exilio;
sin hacer nada, apuñalan mi esperanza mientras huyen
frente a la vía abandonada del tren descarrilado.
El ángel que ve cómo los brazos se tienden hacia él,
y las últimas polvaredas en la nutrición de esos niños de bocas resecas.
El labio tirita, arrastrando su magia, y dos barcos zarpan:
en la ciudad portuaria las ninfas pasean inquietantes.