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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Martes, 21 de mayo de 2024

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Breve nota sobre educación

 

Las cosas han cambiado mucho desde que yo estudiaba, aunque no soy tan viejo, desde luego: sólo hace diez años que llegué a la universidad.  Y sin embargo el sistema educativo ha cambiado tanto desde entonces que apenas lo reconozco ahora que me toca volver a él, esta vez como profesor.  Este nuevo sistema tiene como punto de referencia el que se amplia el período de educación obligatoria dos años más, algo a lo que en principio nadie podría oponerse, pues representa en principio dos años más de educación para muchos niños que por su origen o situación social no podrían recibirla.  Pero hoy por hoy está claro para casi todo el mundo que este nuevo sistema de enseñanza ha fracasado estrepitosamente y que no sólo no se ha conseguido progresar en la igualdad de oportunidades (las cifras de abandono escolar y absentismo lo cantan) sino que se ha retrocedido.  Trataré de explicar brevemente algunos de los motivos.

El primero es que al elevar la edad de escolarización obligatoria se cambió también la edad de cambio de ciclo: antes se terminaba la educación general con doce o trece años, ahora el cambio de Primaria a Secundaria se hace dos años antes.  La consecuencia más directa de esto es que si antes un licenciado sólo daba clase a alumnos mayores de 13 años, ahora tiene que dar clase a alumnos dos años menores, algo para lo que sus conocimientos de la licenciatura no sólo es que le sobren, sino que le estorban profundamente.  Antes esa función la cumplían a la perfección los maestros, que habían realizado sus estudios de magisterio y que estaban especializados en esa enseñanza.  Ahora un mismo niño puede tener al mismo profesor en primer curso de E.S.O. (con diez u once años) y en segundo de Bachillerato (con diecisiete).  Y no sólo es eso, sino que un niño que a los doce años no quiere estudiar y hasta odia el instituto y a los profesores, está condenado a permanecer allí durante cuatro años más, sin que se den medios al profesorado para orientarle.

En resumen, se ha conseguido con el nuevo sistema todo lo contrario de lo que se pretendía, hasta tal punto de que cada vez son más los alumnos que no llegan a la universidad, cada vez son más los institutos que pierden niveles del Bachillerato y cada vez son más los profesores que están deseando jubilarse, porque se sienten frustrados y no pueden ejercer una profesión que en la mayoría de los casos aman profundamente.  Ya sé que no digo nada nuevo, que se sabe lo mal que está la Educación, pero no basta con que se sepa, porque son muchos los niños que se pierden cada año, muchas las situaciones insoportables que se dan en los institutos, que se han convertido en un lugar de almacenaje de jóvenes más que en centros educativos.  Y para más inri la educación se ha burocratizado hasta unos extremos en que el profesorado emplea más fuerzas y medios en el cumplimiento de sus funciones administrativas que en el de la educación propiamente dicha.  Cada vez más los institutos se convierten en centros de control, más que de enseñanza, y cada vez más eso es percibido por el alumnado, que abandona estos lugares lo antes posible, salvo un pequeño número de afortunados.

Y lo peor es que todo esto se podía haber evitado.  Las reformas se han hecho de espaldas a la comunidad educativa y se mantienen también a su costa.  La inmensa mayoría de los profesores sabía que el cambio del sistema educativo iba a ser el fin del derecho a la educación en España, pero no pudieron impedirlo.  A mí por lo menos me decían que tenía suerte por ser de los últimos que cursaba el Bachillerato Unificado Polivalente, ahora lo que me dicen es que soy joven y que me busque otra cosa, que la educación ya no merece la pena.

 

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