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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Viernes, 10 de mayo de 2024

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Tempus fugit

 

Efímero

 

Como ese sonido que yace en la incómoda aspereza del silencio,

Como la estridencia,

El tambalear irritante de una voz que agoniza en un frío jardín de espinas,

Como la voz

Cuyo timbre chilla en el yermo útero de una triste campana,

Esa madura fruta de entrañas huecas,

Frágil eco que enmudece en un chasquido pronto,

O igual que la daga del badajo hiere mortalmente a la copa

Y saca una fugaz palabra,

Un triste lamento que se cierra para siempre en el silencio.

 

Así vivimos.

Estrellas errantes,

Tan fugaces

En un infinito cielo que muerde,

Como una luz que surca velozmente la faz de ese dosel de la noche.

 

O como la lágrima que cae rompiendo el vientre de la tormenta

Y ara la boca de cieno que es la piel del mundo

Y se clava como estacas en las raíces de la tierra,

O como la voz a la que el puñal del silencio destripa

       Y la lengua de la noche posee lamiéndole los ojos.

Así.

Así.

 

Tan pronto como una palabra de amor se vuelve arisca.

Tan pronto como los ojos de un asesino se cierran a lo que aman.

 

Así se consume la vida.

Efímera.

Fugaz.

Como la arquitectura efímera que brota silenciosa de unos ojos

Brillando como un río de delgado cauce,

Saliva amarga, sed de azufre, como una cascada de estrecho aliento,

O como un frágil recuerdo que imprime una huella turbia

                   En una mente carcomida.

Así.

Así vivimos.

Nacidos y olvidados luego,

Apretada la existencia en un simple suspiro.

 

Como la geografía de cera es limada

       Por la saliva ardiente de una boca convexa que nace en los fosos del mundo,

Con esa misma lava rugiente que peina con un rastrillo de garfios la muda

                               Desnudez del mundo.

Sólo su humedad, y el castigo de la efervescencia,

El polvo de lo que antes fue arcilla,

Cenizas sin aliento.

Así. Así.

Como la luz se entenebrece por la pesada sombra de la noche

O como las babas del mar riegan en la orilla

       Y pronto Poseidón las agarra por su cabellera de venas y estira y las devuelve

Tan veloz

En una crujiente resaca,

O como una ola perdida que muere entre las rocas

O como el otoño posa sus dedos sobre los ojos de la vida,

Como la cáscara del tallo se reseca y sus guirnaldas tienen la sed del frío.

 

Así.

Tan fugaz

El tiempo pasa

Y la vida

Se nos pierde.

 

 

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