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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Viernes, 10 de mayo de 2024

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Editorial: un cometa hacia la verdad

 Un cometa es, grosso modo, un fragmento de hielo flotante, un bólido atraído por la gravedad del sol y que, acercándose a éste, desprende restos de agua y polvo que conforman su célebre cola. Esta cola, contrariamente a la creencia general, siempre se dirige en dirección opuesta al sol.

Hablando metafóricamente, puede hacerse una interesante comparación entre la ciencia y el hipotético cometa. Como aquella, el bólido tiende hacia un objetivo luminoso, el sol, la verdad y el conocimiento. Como aquella, desprende fragmentos que pasan a formar parte de la oscuridad y del vacío. Es aquí donde entra en juego la superstición, pues ésta, igual ahora que hace miles de años, se alimenta directamente de los restos que la ciencia deja.

Los babilonios y los mayas no distinguían astronomía de astrología. Hoy en día, las pseudociencias y las teorías de la conspiración heredadas de la Guerra Fría se alimentan de la propia ciencia, desvirtuándola para su propio beneficio. Esto no es algo que deba sorprendernos, pues responde a un comportamiento típicamente humano y que, en cierto modo, tiene tanto su lado malo como tiene su lado bueno. Somos críticos y curiosos. La misma curiosidad que nos dirige a explorar los planetas nos dirige también a rellenar los huecos de nuestra ignorancia con parcheados de mayor o menor creatividad. Lo que debe preocuparnos es otro asunto: la respuesta de la ciencia ante el grupo de mendigos que se arrima a sus puertas, viviendo de sus restos pero atacando a la vez sus cimientos.

¿Basta con mirar a otro lado? Una altísima proporción de la población española piensa que la parapsicología tiene fundamentos científicos o que el hombre nunca llegó a la Luna (¿Por qué no piensan que Amundsen nunca llegó al Polo Sur? Seguramente haya menos pruebas de su hazaña que de la de Armstrong). La respuesta a esto no debe ser fría como el núcleo de un cometa. Se debe hacer compartir la ilusión por la búsqueda del conocimiento científico. Un poco de divulgación no es suficiente, pues el problema no es pequeño, sino enorme, y sin visos de mejorar a corto plazo.

Nosotros no somos científicos. Nuestra ignorancia no es menor que la de quienes dicen que el alma tiene color y peso. Sin embargo, queremos poner nuestro granito de arena. Igual que antes, volvemos a ofrecer el cáliz venenoso del conocimiento. Por la ciencia y por la cultura. Salud.

 

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