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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Viernes, 10 de mayo de 2024

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El chat: elekciones

 

Estudiante A:  ¡Válgame dios!  ¡Cómo han puesto el jol de la facultad!  ¡Menudo cirio!

Estudiante B:  ¡Estamos en campaña, camarada! Se acercan las elekciones a rector y aquí están los candidatos, dispuestos a batirse el cobre en la lid elektoral.

A:  Pues que se batan, que se batan hasta el punto de nieve si les da la gana.  ¡Pues vaya caretos!  Pero, óyeme una cosa, eso de las elekciones ¿no había ya pasado?

B:  ¡Sí, claro, pasa cada cuatro años, hombre!

A:  No, me refiero a que a estas alturas del Otoño no parece que tocaran.

B:  ¡No, no, las elekciones fueron la Primavera pasada!

A:  Pues esplícame entonces qué hace así puesto el edificio, como si las pasadas no les hubieran bastado y quisieran repetirlas.

B:  Pues, ahora que lo dices, no lo sé.  ¿Sería un espejismo?  Pero habrá que votar si lo mandan, ¿no?, tendremos que ejercer los derechos que hemos adquirido con el sudor de nuestra frente y la de nuestros padres.  Es signo de que no nos domina la tiranía.

A:  ¡Qué tiranía, flipao!  A cada uno le toca la tiranía que le toca.  ¿A cuál íbamos a volver nosotros, que no conocemos más que ésta?

B:  Pues a la que nos han contado, con menos libertades, que no pudiéramos, por ejemplo, tirarnos en el cesped a manosearnos, sacar las banderas de los sindicatos o darnos besos en los morros.

A:  ¡Mía tú!  ¿Cuándo ha sido la última vez que has estao tú en una pradera de esa guisa?  Des' que te conozco, y ya va pa largo, no te has comío un colín.  ¡Por no hablar de los sindicatos!

B:  Eso no hace al caso, la cosa es que libertades haberlas hailas y que podemos ejercerlas.

A:  ¡Ay, pues no es que yo me sienta muy feliz con el ejercimiento!  ¿Has oído tú que a principios del 65 se juntaron muchos estudiantes y con un par o tres de profesores se fueron hacia el rectorado a protestar por nosequé?

B:  ¿Y qué?

A:  Pues que a medio camino los paró la policía y les dieron manguerazo y a los profesores se los llevaron en los coches.

B:  ¡Pues mira, eso es algo que hoy no pasa!

A:  ¡Mía tú qué alegría!  ¿Crees que eso es signo de libertad?  No tienes más que ver a la gente por los pasillos, qué alegría llevamos todos encima por la Libertad.  Los gobiernos reforman la ley de Universidades y aquí nadie dice nada, ni bueno ni malo.  Nos meten a los bancos en casa y nada, todo estupendo.  Hacen que los planes de las carreras -salvo el de Medicina y Arquitectura, de momento- dependan de los vaivenes del mercado y nada.   La Libertad esa que dices me parece que debe de ser una buena mortaja.  ¡Ya no hay problema, ahora somos todos libres, bendito sea Dios!  Ahora podemos reunirnos para estudiar cualquier cosa sin que haya policía que nos disuelva y por eso mismo ¿pa qué vamos a reunirnos?

B:   Bueno, bueno, no te soliviantes.  Hay quien se reúne.

A:  ¡Sí, ya, los de Operación Triunfo!

B:  Y qué quieres, ¿que vuelva el Régimen?

A:  ¡Ya salió el escatológico!  Yo sólo pido algo muy sencillo, que me dejen estudiar.

B:  ¿Y quién te lo impide?

A:  Desde luego que me estoy dando cuenta de que todavía no nos conocemos tú y yo.  ¿Que quién me lo impide?  Pues verás, me lo impiden las seis horas de coñazo de clase que tengo cada día, las dos horas de desplazamiento que tengo que meterme en vena del metro al ir y venir, los trabajos con los que nos aturullan día y noche, la paliza que me da todo el mundo con el porvenir... pero sobre todo el barullo de exámenes que nos toca cada cuatro meses, que no me dejan vivir. A ver, ¿cuándo has tenido tú un rato para ponerte a leer algo tranquilamente o para juntarte con los amigos de la facultad a tratar de un tema?  La libertad pa hablar es la primera.

B:  Pues hace casi tanto de eso como de lo otro que decías de revolcarme por la pradera.

A:  ¡Equilicuá!  ¡Ahí lo tienes!  Nos tienen cogidos por donde más nos duele, amigo.  Antes no se podía hablar porque llegaba la policía y te llevaba preso, ahora no se habla porque no hay tiempo y además, ¿pa qué?, ya somos libres, ¿pa qué vamos a hablar?  ¿No ves a todo el mundo por ahí diciendo que si el eksamen esto que si el eksamen lo otro, que si va a caer nosequé, que si el trabajo tiene que tener tantas páginas, que si date prisa a hacer el D.E.A., que lo cambian?  ¡Qué miseria!

B:  Es natural.

A:  Sí, claro, tan natural como un estallido nuclear.  Y la libertad de cátedra, ¿cuándo has visto tú a algún profesor que la ejerza, que se olvide del eksamen y se dedique a enseñar sin más, porque sí, porque le gusta lo que enseña?

B:  Tampoco me acuerdo de eso ni sé muy bien qué es lo de la libertad de cátedra.

A:  Pues la libertad de cátedra es que el tipo se dedique a enseñar y no a joderte la vida.

B:  Bueno, mira, vamos pa la cafeta, que aquí con tantos carteles me estoy mareando.  ¿Te has fijao lo que se parecen?

A:  Sí, un careto y un lema: todos por aquí, todos por allá, ahora es el momento, mira lo cojonudo que soy, ekcétera... todos iguales, elija usted el que prefiera.

B:  ¡Por allí asoma otra cara!

A:  Pues ésa sí que no me reprimo y la arranco.  Sólo faltaba que vengas a tomarte un café y te encuentres a un candidato de estos mirándote fíjamente a los ojos.

B:  Pero ¿qué haces?  ¡Que nos van a quitar la subvención!

A:  ¡Hala, ya está!  Aquí ves cómo introduzco mi voto en la papelera. ¡Soy un hombre libre!

B:  Desde luego es que cada día estás peor.  ¡Pues yo sí pienso votar!

A:  ¡Pues, venga, empieza por meter una moneda en la rendijita, que hoy te toca a ti invitar a café!

B:  Curiosa idea esa de que a uno le toque invitar.

A:  Pues, sí, tan curiosa como que a uno le toque votar.

B:  Dos cafés con leche, por favor.

A:  (Suspiro)

B:  Sí, sí, mucho ¡ay!, pero si no votas no tienes derecho a quejarte.

A:  Pues mira, me quejo sin derecho, que no me hace falta derecho para quejarme.  Yo lo que quisiera es que las aulas se llenaran de alegría, que se leyera, que se discutiera, que se viviera.

B:  ¿Y qué sería de la Universidad sin el bostezo en el aula, sin el temblor ante el eksamen, sin la búsqueda apasionada de los apuntes necesarios?

A:  Pues no se sabe qué sería, pero a mí me dijeron que esto era otra cosa.

B:  Bueno, vamos fuera a que te de el aire fresco, que me parece que lo necesitas.  Coge el café y vamos.  La verdad es que en este porche se está de maravilla.

A:  Pues, sí, es algo que hemos ganado con ley antitabaco.  Hemos pasado buenos ratos aquí a pesar de todo, de la cafetería a la biblioteca y de la biblioteca a la cafetería, de los amigos a los libros y de los libros a los amigos.  ¡Cielo puro!

B:  A mí también me suena algo de eso.  Lástima que ya pronto tengamos que dejarlo.

A:  ¡No te apresures, Adán!  Por cierto, me dijeron una vez que la pesadilla de los eksámenes de Febrero empezó a raíz de las protestas del 65.

B:  ¡El comienzo de la evaluación continua!

A:  El juicio final cada cuatro meses.

B:  Es más cómodo.

A:  Pues sí, sobre todo para el rector.  La gente debe de estar contenta, porque no ha vuelto a haber protestas; claro, que tampoco hay tiempo para que las haya.  Creo que lo del 65 fue en Enero.  ¡Imagínate ahora a los estudiantes protestando en Enero, acorralados entre las Navidades y los Eksámenes de Febrero!

B:  ¡Pero si ahora no hay nada por lo que protestar!  Tómate el café, que se te enfría.

A:  Tienes razón, todo sea por el café.  Por cierto, ¿no tenías ahora clase con el doctor Tediosus?

B:  Pues sí, pero creo que lo voy a dejar para mejor ocasión.

A:  ¡Eso es lo que yo llamo un buen ejemplo de elekción racional!

B:  Además, por allí veo que viene Tesa con la sonrisa de las mañanas, que cualquiera se va y os deja aquí solos.

A:  Pues sí, donde esté la alegría estará la ciencia, Barbarroja, y entre estos muros hay demasiada tristeza, demasiado juicio y evaluación.

Tesa:  ¡Hola, par de zánganos, si por vosotros fuera el panal se venía abajo!

A:  ¡Gracias a nosotros la cafetería resiste!

T:  Supongo que habréis visto cómo está la entrada, ¿no?  ¡Qué agobio me ha dao nada más verla, con todas esas carotas mirándome solícitas!  No soporto las competiciones.

B:  ¡Hay que elegir al rector que acabe de hacer converger a la Universidad Complutense con Europa!

T:  ¿Y no se puede elegir a uno que no la haga converger?

B:  Creo que no, parece que todos creen en la necesidad e inevitabilidad de la necesidad de la Convergencia.

T:  ¡Vaya!  Entonces, ¿qué más da a quién elijamos?

A:  Nos hacemos así la ilusión de que elegimos.  Pero, ¿qué es eso que llevas en la mano?

T:  Un cartel que he arrancao de la pared.  Estaba en el pasillo, junto a los otros electorales.

B:  ¿A ver qué dice?  ¿Es algo revolucionario?  "PRÉSTAMOS MEC 2007.  MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA.  Si necesitas ayuda para tus estudios ésta es tú (sic!) oportunidad!!!  Ya te puedes apuntar a la nueva convocatoria (sic!) de los préstamos MEC que concede el Ministerio de Educación.  Son préstamos subvencionados con condiciones muy ventajosas:  HASTA 9.000 EUROS. SUBVENCIÓN DEL 80% DE LOS INTERESES. DEL RESTO, EL 65% LO PAGA EL BANCO XXXXX.  TU SOLO PAGAS EL 7% DE LOS INTERESES QUE SON MUY BAJOS (Euribor de junio 2007 + 0,3 puntos).  SIN COMISIONES NI GASTOS.  PLAZO: 4 AÑOS Y EL PRIMER AÑO NO PAGAS NADA.  DIRIGIDO A TODOS LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS (Licenciatura, Ingeniería, Arquitectura y Diplomatura).  SE PUEDEN SOLICITAR DESDE EL PRIMER AÑO DE ESTUDIOS.  INFORMACIÓN Y RESERVAS: XXXXXX."

B:  Pues, sí, era algo revolucionario.  Parece ser que la Universidad Pública está dando las bocanadas.  ¡Qué gracia eso de CONVOCATORIAS DE PRÉSTAMOS!  ¡Utilizar para un préstamo el verbo "convocar" es la monda!

A:  Joder, lo peor es que ya ni maestro.  Te meten dos años de un máster sicopedagógico a precio de oro que, si no mueres por el camino, sales prácticamente en paro cerebral.

B:  ¡Hale, bueno, ya no hablemos más de eso, que por hoy tenemos bastante!  También con eso nos envenenan.  Deseémosle a los chicos que no les mate del todo la academia y que les pase lo que no estaba programado.

A:  Ni en el banco ni en el ministerio ni en el departamento.

T:  ¡Eso, eso!

 

( Este texto fue escrito en vísperas de las elecciones a rector de la Complutense, en Abril de 2007.  Los desvíos ortográficos del texto no son azarosos.  Júzguelos el lector como le parezca.)

 

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