Con amarras en las manos,
y cadenas torpes en los pies.
Arrojado como un condenado
al fondo del mar olvidado,
con la tibia esperanza hundida
de emerger a la vida otra vez.
Otrora, sumergido en aguas toxicas,
como un submarino ciego y mudo.
Aquel confuso, curioso y perdido
explorador de un condenado lecho.
Gracias a Dios y a los ojos que
te hallaron despierta y oculta.
Por mi auto-destierro oportuno
de perderme para encontrarte.
Que al fin tu luz cierta hallara
mis pasos ebrios y desvariados.
Gracias por esta vida bohemia que llevo.
Dulce vino hidratante para mis venas.
Fuego real para mi corazón exhumado.
La luz del alba, alegre y escondida
en la faz más brillante y secreta del sol.
Eres vida bohemia para este desconsolado.
Encendiste generosa la hoguera del consuelo.
¡El camino viejo y perdido de este soñador!
Boca escarlata, besos de hoguera,
guillotina, piadosa y encendida.
Con tu belleza llameante, dispuesta,
y mis labios desiertos en espera.
Consuelo, eres pan de los elegidos
y alimento utópico de los malditos.
Exorcismo soberano de versos,
y catarsis idílica del espíritu.
Los errantes y malditos buscan
como tristes perros sin dueño.
En besos altos de frente digna
alimentarse de tu consuelo.
De tu vida, trágica poesía,
mágica y dispuesta tentación.
Personas al rimar de versos,
quebrados entre besos y rimas.
Besos que se queman alegres
en una fogata oscura de poesía.
Lustres y tercos, besos de versos
han escrito gimiendo una rima.
Fogata a encender,
espera arder con fuerza.
Fuerza para alumbrar
la apagada hoguera.
Encontrar el fuego oculto
para al fin encenderla.
Besos y versos prenden
mi poesía maldita.
Más que hoguera en tierra,
eres estrella firme en lo alto.
Tú misma eres la estrella
en espera de iluminarse.
Al encenderse, te ilumines toda,
al fin te habrás encontrado.
Cual llama vigorosa y consciente,
prenderle fuego a todo, incluyéndome,
prenderle fuego a este apagado.
Te conviertas pura, en la redentora
luz del fuego vivo y consuelo.
Encendiendo la hoguera apagada
de este terco y hombre quemado.