Deambular,
recorrer los pasillos tubulares
de la nave a mi cabeza
y vuelta a empezar.
Desintegro la certeza,
mi destino es el dígito perdido,
el rumbo no calculado,
el silencio del que reza.
Olvido mi significado,
mi vacuidad, mi termostato,
mi dosis de nutrientes,
las estrellas de mi lado.
Dientes de metal, pero dientes
al fin y al cabo, cuerpo caliente,
¿eres real? Puedo crearte...
hacerte sentir lo que sientes.
No parar hasta amarnos,
desconectar nuestros cuerpos
del sistema,
conectar nuestros cuerpos
entre sí.
Hacer de este viaje un eón, y
de ese eón nuestro tiempo
y tal vez sentir algo cercano
a aquello que llamaban...
¿cómo lo llamaban, amor?
¡Ah, sí! Respirar.