Reconozcámoslo, nos hemos puesto líricos. No sabemos si habrá sido el comienzo de la primavera, o si nos han rozado (por supuesto levemente) los rosados dedos de la aurora. Creemos más bien que sí nos ha influido recibir en nuestra revista un poema de ciencia ficción (que podéis encontrar en este número bajo el título Condenados), así como una elegía al recientemente fallecido artista H.R. Giger (llamada de manera muy apropiada Elegía a Giger), y para colmo descubrir una versión completa de los poemas de Ray Bradbury (comentada en Ray Bradbury, poeta).
Así que decidimos plantear un reto a los lectores: ¿Qué ocurriría si propusiéramos un concurso de poemas de ciencia ficción? ¿Recibiríamos alguno? Pues nos han llegado alrededor de 150 poemas de todos los países de habla hispana. Como suena. Llegados a este punto nos hemos sentido un poco como el aprendiz de mago (en la versión de Goethe, Paul Dukas o Mickey Mouse, a elegir). Muchos y excelentes poemas girando a nuestro alrededor y nosotros, con nuestros limitadísimos conocimientos de poesía observando admirados y un poco asustados... pedimos disculpas a todos los concursantes por la osadía que supone tratar de elegir a los mejores.
Finalmente hemos escogido el estupendo poema "El año del tigre" como ganador, pero en el transcurso de la elección hemos disfrutado de gatos con vidas realmente complicadas, de tatuajes que nos cuentan historias infinitas o, cómo no, de kilovatios de amor. Un placer que os invitamos a compartir, ya que incluimos una selección de los mejores poemas recibidos.
Completamos el número con un particular homenaje a La guerra de los mundos (Lucha de Mundos) y un ensayo que trata del muy injustamente olvidado W. H. Hodgson. Por cierto que si el ensayo os gusta, Hodgson es una lectura muy recomendable para las vacaciones en la playa... veréis como el agua deja de pareceros tan refrescante. Empezaréis a escuchar con más interés esas historias de bañistas que se han visto de repente atrapados por "algo" que tiraba de ellos hacia abajo. Esas historias que ahora os hacen sonreir y que no decimos que sean ciertas. Es más, lo desmentimos rotundamente.