I
Navegaré entre astros infinitos:
eterno, atemporal, misterioso...
Seré un horizonte de sucesos
escondido en el cristal de un telescopio;
una estrella lejana en la frontera,
cuyo rumor de energías celestiales,
desate los átomos mortales
que envuelven mi potencia destructora.
¡Cuán reales son estas emociones
cuando toda mi materia es puro polvo!
Navegaré entre galaxias y hoyos negros:
simultáneo, extraño, poderoso.
II
El Universo es igual a mis pupilas:
sin masa que las frene
ni luz que las alumbre enteras.
Se funden en espirales cósmicas
y cierran el sueño de las galaxias
en un abrazo infinito,
cuyo silencio besa los espacios
para detener la muerte
en innumerables olas de tiempo.
III
Cristalinas son las aguas
que murmuran en Caelius.
El río Serëc se desliza
por las caderas del valle.
Las estrellas se asoman
en busca del mensajero
que lleve sus secretos
a la montaña que las encumbra.
¡Persea silvestre,
por fin reconstruyes el nido!
Pues ya son más de cien siglos
que la Tierra no tiene humanos...
IV
En los años de la nueva era,
inmerso en lo profundo de la Nada,
el tiempo me acelera sin descanso.
Pronto destruirán las cenizas
este cuerpo inútil que permanece.
Llevaré conmigo la gravedad
para desintegrarla con los pies.
Para ser deidad que pregona
el mensaje de hombres nuevos.
¡Tan corto mi infinito
y ya estoy envenenado!
V
A bordo de Numînis,
viajo a soles más densos.
¡Muéstrame el brillante Sirio!
Y llegaré al Cinturón de Nerea
para cerrar mis ojos ante la luz;
disolverme en cuantiosa energía.
Seré la última constelación
encerrada en el sueño del astrónomo.
VI
Cubro mis alas con cera
y vuelo espontáneo hasta el fuego
para envolver con papel aluminio
todos los rincones del sol.
Mi aleteo indestructible,
en un escándalo de galaxias,
desprende plumas de titanio
que imitan el fulgor de la luna.
VII
Nebulosas púrpuras cantan
en el universo silencioso.
Sus canciones alzan el vuelo,
derrumban los mitos anclados.
A su alrededor comienza el frío.
Emprenden la odisea
y anuncian el castigo a Prometeo.
VIII
Viajaré a Numeria en un sueño
para dormir sobre el fulgor de los cometas,
desatando tempestades
atadas a mis ojos.
Viajaré a Númen en una ola
para rezar en los templos de Altrustri,
el regreso ancestral
de los dioses anónimos.
¡Surcar Andrómaca
en viajes estelares,
es ver a las Almearas
señalar constelaciones perdidas!