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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 31 de octubre de 2024

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El filo del universo

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 29.12.0011

Soy el capitán H.G Hawk. Acabo de despertar de mi sueño criogénico. Como estaba programado, mi cápsula de sueño se ha desactivado once años, doce meses y veintinueve días después de nuestro despegue (Cronología de la Tierra, Sistema Solar). Como estaba previsto, he sido el primero en despertar. He revisado las condiciones de la nave, todo está correcto y almacenado debidamente en la caja negra (Código de la entrada 29.12.0011). Hay una variación en la velocidad relativa, es inferior a la programada. No sé a qué se debe. He aumentado la potencia de los propulsores y ahora nos movemos a la velocidad correcta.

Esta es la primera entrada del diario. Nuestra misión es alcanzar los límites inexplorados del universo. Las sondas que nos han precedido no volvieron. Se adentraron en la luz que cubre estas coordenadas y perdimos la conexión. Pero nosotros somos distintos. Hemos sido elegidos para llegar donde ningún hombre ha llegado antes y desentrañar los misterios que atormentan al hombre desde que alzó la vista y vio las estrellas por primera vez.

He abierto los paneles protectores de la cabina de control. A medida que escribo estas líneas puedo ver la luz frente a nosotros. Es hermosa y extraña. El universo es un enorme espacio vacío e infinito; pero en este punto, en el lugar donde me encuentro ahora mismo, una luz suave y cálida envuelve la oscuridad del mismo modo en que el cielo azul envuelve la tierra.

Vamos directamente a ella.

En 16 horas terrestres despertará la tripulación y prepararán los experimentos.

Fin de la entrada.

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 30.12.0011

He estado despierto mis correspondientes horas de sueño. Puede ser un efecto secundario de la criogenia. Pronto me acostumbraré a estar despierto y podré dormir.

He mirado la luz todo este tiempo. Es magnífica, majestuosa. Hace que me sienta como aquellos hombres que vieron por primera vez la aurora boreal o austral.

No, esto es más grande. No se trata solo de una luz, no es radiación solar. Es el rincón más alejado de nuestro mundo. ¿La última frontera? Tal vez. Puede que sea algo más.

Las mediciones sugieren que la luz emite una radiación purísima. Puede tratarse de energía en un estado tan puro que nunca antes la hemos podido medir en nuestro imperfecto universo. Las mediciones no son precisas. La energía se corrompe al alejarse del foco y se convierte en radiaciones conocidas.

De dónde procede toda esta energía nos es aún desconocido, pero seguimos con los experimentos.

Pureza. Al mirarla es lo único que trasmite: pureza. Nuestros experimentos parece que corroboran esta información. Energía pura.

La velocidad relativa ha vuelto a descender. He aumentado la potencia de los propulsores y todo está en orden de nuevo. Debemos seguir acercándonos a la luz. Todo lo que podamos. Si los experimentos me indican que es posible, nos acercaremos hasta cruzarla y descubrir de dónde proviene toda esta energía.

Fin de la entrada.

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 02.01.0012

Ayer me descuidé y no anoté nada. No sé si he dormido. Aquí no existen las noches, solo un largo y eterno día iluminado por la luz.

Estoy tan cerca. Es una sensación extraña. Un momento especial. Es Ese Punto. Como al despegar de la tierra, te diriges al cielo azul y subes y subes hasta salir de la atmósfera al oscuro universo. Pero, antes de salir, justo un instante antes, estás en Ese Punto, la frontera entre el cielo y el universo. Yo estoy ahora en Ese Punto: el momento en que atravesaré la luz y veré qué hay al otro lado.

No quiero perdérmelo. No puedo...

Estoy muy cerca.

Miro la luz esperando contemplar ese preciso instante de cambio. La miro fijamente y ella me mira, mira dentro de mí y me llena con su... pureza.

Cuando la miro siento que el mismísimo Dios me abraza y me besa y me llena de su amor...

Sé que es una idea absurda y aún así no puedo abandonarla. Igual que no puedo dejar de mirar la luz.

Fin de la entrada.

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 05.01.0012

Hoy ha venido a verme M. Oliver, el oficial científico. Trajo comida. Dice que llevo días sin salir de la sala de mando, sin moverme de mi silla, sin comer ni dormir. He comprobado la fecha y tiene razón, pero se equivoca. La Luz me alimenta y me da descanso. Ya no necesito comer o dormir.

El oficial me ha mostrado los datos de los últimos experimentos y mediciones. La energía entra en nuestro universo atraída, o repelida, por una fuerza desconocida. Desconocida para ellos, no para mí. El oficial tiene la disparatada teoría de que nos encontramos ante un antiagujero negro. Algo así como un mini huevo primigenio que ha colapsado y expulsa toda la energía que acumuló durante millones de años. Una explicación rebuscada a una cuestión sencilla.

No debí dejarle entrar.

El oficial ha hecho que me percate de una nueva variación en la velocidad relativa. Es cero. Llegados a este punto la luz es tan intensa y la radiación tan abundante que no disponemos de un punto de referencia para conocer el desplazamiento, pero no importa. Importa el rumbo y el rumbo es correcto porque avanzo por el camino de La Luz.

He informado al oficial de las variaciones de velocidad que hemos sufrido los últimos días para tranquilizarle. También he aumentado los propulsores hasta la máxima potencia sostenible. Nada ha servirlo para calmarle, puedo verlo en sus ojos.

Fin de la entrada.

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 06.01.0012

Estoy a punto de hacer un gran descubrimiento. Puedo sentirlo. Pasaré a la historia como el primer hombre en llegar donde nunca antes ha llegado nadie. La Luz.

Seré el primero en ver el origen de nuestro mundo. Sé que pronto pasaremos al otro lado y lo veremos a Él. La Luz me llena con su pureza. Sé que Dios me espera al otro lado. Sé que me ha elegido para revelar al mundo su existencia, para reconducirlo al camino de la fe. A la senda de La Luz, de la pureza.

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 07.01.0012

He cerrado la puerta de la cabina de mando. Debo estar solo. Solo con La Luz. Solo con Dios. No he compartido mi conocimiento divino con la tripulación. Ellos son escépticos, no tienen fe. Entre ellos circulan disparatas teorías sobre La Luz. El oficial Oliver es el responsable.

Su teoría del antiagujero negro caló en las mentes obscuras de la tripulación. Pese a que los cálculos y experimentos que él mismo realizó han desmentido esa teoría. Sin embargo, el muy estúpido se niega a ver la verdad. No quiere ver la magnificencia del Señor y la pureza de su luz. Ha elucubrado una nueva teoría que envenena, con más maldad si cabe, la mente de la tripulación. Puedo verlos y oírlos por los sistemas de seguridad. Están enloqueciendo ante la evidencia divina. No sienten nuestro acercamiento a Dios.

No abriré la puerta hasta alcanzar el otro lado. Hasta llegar junto a Dios. Solo así verán cuán equivocados están. Espero llegar pronto.

Ya voy, Señor.

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 08.01.0012

Los propulsores funcionan a su máxima potencia sostenible. Si aumentara la potencia quemaría los captadores de helio cósmico y nos quedaríamos sin combustible. Debo darme prisa. Me veo venir un motín.

La nueva teoría del oficial Oliver dice que no nos movemos, estamos parados. Debo explicarlo bien para que se comprenda el grado de locura que ha alcanzado la tripulación.

Dicen que nuestro universo es esférico. Una esfera comprendida dentro de un universo mayor. Desde ese universo el nuestro se percibiría como un agujero negro. Eso significa que nuestro universo es un agujero negro y que La Luz es la materia y energía que capta de ese universo mayor. Eso explica por qué se expande el universo, por qué no ha alcanzado la muerte térmica.

El oficial Olivier tiene cálculos y mediciones que parecen corroborar su teoría, pero está equivocado. Son datos tramposos buscan poner a prueba nuestra fe, son datos que quieren engañarnos.

Tienen miedo. Tienen fe en la ciencia porque, cuando veamos a Dios, deberán dejar de creer en la ciencia. Es una paradoja que sus mentes no pueden soportar. Esa absurda teoría les ofrece la explicación que sus mentes simples necesitan para encontrar consuelo.

Yo sé que vamos por el buen camino. No necesito cálculos. Seguimos el camino de La Luz. Nos acercamos a Dios. Pronto estaré con él.

Pronto verán que tengo razón.

Ya voy, Señor.

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 013.01.0012

Golpean la puerta. Quieren tirarla abajo. La ciencia les ha enloquecido. Oliver les ha enloquecido. La Luz. Es increíble que no puedan ver en su pureza. Siento como penetra en mí, como me acaricia las córneas, revuelve mi alma y purifica mi interior. La Luz. Es Dios mirándome y me pide un acto de fe. Solo con un acto de fe llegaremos al Señor.

He programado los propulsores a su máxima potencia. Sé que quedarán inutilizados, pero me darán el impulso necesario para atravesar La Luz. La nave quedará sin energía, es un salto al vacío, un acto de fe. Él me recogerá, no dejará que caiga.

La puerta no aguantará. Escucho los gritos encolerizados de la tripulación poseída por un espíritu maligno disfrazado de ciencia. No tienen fe, solo miedo, pero mi fe es suficiente para salvarlos a todos.

Ha llegado el momento de activar los propulsores. Saltaré y Dios me recogerá. Está es mi última entrada como capitán H.G. Wells. Pronto seré H.G. Wells el nuevo mesías, el científico que vio a Dios, aquel mostró su existencia al mundo.

Ya voy, Señor...

CUADERNO DE BITÁCORA. DÍA: 015.01.0012

Diario del capitán. Soy el oficial científico M. Oliver ejerciendo de capitán al mando en sustitución del capitán H.G. Wells. La misión fracasó. La situación de la nave es crítica. Es mi deber documentar en esta última entrada cómo llegamos a la crisis actual.

El capitán H.G. Wells, en un intento temerario por cumplir nuestra misión, quemó los captadores de helio y consumió el combustible. Sus actos provocaron la ira de la tripulación que irrumpió en la cabina de mando y le golpeó hasta matarlo. Quiero pensar que no podía impedirlo, pero lo cierto es que no lo intenté y, por tanto, mis manos están tan manchadas como las del resto de la tripulación.

Sin medios de propulsión, flotamos a la deriva por la oscuridad. La luz queda lejos, apenas un reflejo en el cosmos.

Un campo gravitacional nos atrapó, nos alejó de la luz y nos empujó al espacio profundo. Este hecho parece confirmar mi teoría de que estábamos quietos, orbitando gracias a que los propulsores compensaban el campo gravitacional. Al mismo tiempo, es un indicio que refuerza mi hipótesis del universo-agujero negro. Ambos son vagos consuelos.

La tripulación vuelve a dormir en criogenia. Con la energía disponible, con los sistemas al mínimo y sin tener que mantener mi cápsula y la del capitán, dormirán 4280 días (Cronología de la Tierra, Sistema Solar). Es un cálculo aproximado al que hay que sumar el tiempo que aguanten al despertar.

Hasta entonces estaré solo. Debo estar despierto, oteando la oscuridad en busca de planetoides, naves, bases espaciales u otros indicios de civilización. Debo convivir con la sangre del capitán bajo mis pies y con la infinita oscuridad del universo. La luz está cada vez más lejana, pronto desaparecerá.

Hice cálculos para conocer la probabilidad de encontrar civilización en nuestra deriva. Creo que he tenido en cuenta todos los factores. Tengo la formula frente a mí, pero no me atrevo a resolverla. No quiero conocer el resultado, quiero tener fe.

Fin del diario.

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